Fidel Vive

A lo largo de los últimos días hemos vivido las muestras de cariño y respeto que le tributó el pueblo de Cuba, al hombre que trajo a nuestra patria la libertad y soberanía, luego del triunfo de la Revolución.

Un mar multicolor dijo adiós al eterno Comandante en su camino de regreso al pie de las montañas, desde donde fraguó y conquistó el triunfo de nuestra obra.

Pero  Fidel vive, está en cada niño, en cada anciano, en cada persona de esta isla, a la que él dedicó toda su viva, porque Fidel hizo suyo hasta el más mínimo detalle.

Fidel es la juventud, porque en ella supo forjar los más auténticos valores de dignidad humana, de solidaridad, de amor a la patria y de compromiso con el futuro.

Fidel recogió en los días de luto el amor que sembró en su pueblo, el sacrificio de liderazgo de más de medio siglo al frente de un país, que con su guía, jamás arrió las banderas del socialismo.

A Fidel damos las gracias por su entereza, valentía, palabra certera y visión de futuro.

Fidel pasó a la inmortalidad. Sus cenizas reposan en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, muy cerca del Héroe Nacional, de Frank País y Carlos Manuel de Céspedes.

El mausoleo es una piedra pulida, igual que las que abundan en los márgenes del Río Cauto, solo que esta es de granito, pesa más de 2 mil 400 kilogramos por centímetro cuadrado y proviene del yacimiento de Las Guásimas, al este de Santiago de Cuba. En el corazón de la roca, hay un tajo cuadrado donde va la urna de cedro, protegida por una placa que lleva grabado una sola palabra: Fidel.

El eterno rebelde, está en cada  gesto de la Revolución que nos legó, está en cada escuela, en cada centro de salud, en cada instalación deportiva, en cada programa social.

Fidel está en cada plaza, en cada fusil, en cada batalla por el bien social, en cada desposeído, Fidel vive, porque Fidel es Cuba, Fidel es un país.