A 47 años: ¡La injusticia tiembla!

Nunca se sintió tanto dolor. Ya son 47 años. Las nuevas generaciones pensamos en la tristeza de aquellos días y el alma se estremece. El crimen de Barbados puso al terrorismo en su grado más alto; fue uno de los sucesos imposibles de olvidar por arrebatarle la vida a inocentes, en apenas segundos.

No fue cualquier crimen, fue un crimen de mesa humanidad. Era el DC-8 de Cubana de Aviación, que realiza el vuelo CU-455. Allí venían 73 seres humanos, entre ellos el equipo nacional de esgrima tras su participación en el Campeonato Centroamericano y del Caribe, realizado en Caracas, Venezuela.

También viajaban una pequeña delegación coreana, una niña y 10 tripulantes, así como 10 jóvenes guyaneses que venían a estudiar medicina en la Isla.

Cuentan que la alegría de los nuestros era inmensa, y las fallas comenzaron a sentirse después de la salida de Barbados, luego la mortal explosión y el silencio. No hubo tiempo para reaccionar a lo que se vivía de forma despiadada. Perturba tanta desesperación y terrorismo en esos últimos minutos de existencia.

Sí se supo de culpables, organizaciones responsables y grupos contrarevolucionarios que le arrebataron los besos y los abrazos a aquellos pasajeros y sus familiares.

Un oficial de la torre de control del aeropuerto barbadense, declararía a la prensa dos días después de la tragedia: «Pero, ¿quién odiaba a esos muchachos? Casi todos en ese avión eran jóvenes. No, no, señor, no solamente los deportistas, digo que casi todos. Los deportistas, los tripulantes, los guyaneses. Ocho guyaneses eran estudiantes y otros tres eran abuela, hija y nieta. La niña, de solo nueve años. Todos inocentes y sanos. Y si una cosa así ha podido suceder, ¿quién puede estar tranquilo en este mundo?».

Evidencias sobre la implicación de la CIA se despejaron cuatro décadas después, en junio de 2015, al divulgarse documentos desclasificados por el Departamento de Estado correspondientes a octubre y noviembre de 1976.

Henry Kissinger, Secretario de Estado, expresaba su preocupación por los vínculos de la CIA con grupos terroristas de origen cubano, sobre todo los relacionados con el hecho frente a las costas de Barbados.

No haría falta más pruebas de implicados y terroristas, el duro golpe retumbó en el mundo. Es cierto, el Crimen de Barbados es una herida abierta, no sana… no cierra.

El 7 de octubre se confirmó la muerte de los tripulantes y el 14 fueron trasladados a La Habana los restos de los pocos cubanos que pudieron ser rescatados. En la base del monumento situado en la Plaza de la Revolución José Martí, más de un millón de personas fueron a rendir homenaje a sus hermanos.

El llanto, los gritos de terror y el vacío apenas se entrelazaban con los sonidos de la ciudad. Era evidente el luto. Al día siguiente los testimonios dicen que fue muy largo cuando tocó el entierro de las víctimas en el cementerio de Colón.

En el acto de despedida de las víctimas el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, pronunció un enérgico discurso donde expresó el coraje del pueblo cubano y su dolor ante esta pérdida: «¡Nuestros atletas sacrificados en la flor de su vida y de sus facultades serán campeones eternos en nuestros corazones! ¡Nuestros tripulantes, nuestros heroicos trabajadores del aire y todos nuestros abnegados compatriotas sacrificados cobardemente ese día, vivirán eternamente en el recuerdo, en el cariño y la admiración de nuestro pueblo! ¡Una patria cada vez más revolucionaria, más digna, más socialista y más internacionalista será el grandioso monumento que nuestro pueblo erija a su memoria y a la de todos los que han caído o hayan de caer por la Revolución!»

«No podemos decir que el dolor se comparte. ¡El dolor se multiplica!», afirmó Fidel ante un pueblo conmovido, pero firme y valiente. «Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!»

Fidel se pronuncia contra el Crimen de Barbados
https://youtu.be/_ce61iGEyww?si=ybfhEQLFsrf3KWwM