Aunque no comience el curso

Y donde antes inoculaban en el pecho la emoción del poema Abdala, ahora siembran bajo la piel tres dosis de patriotismo con el mismo nombre.
Sucedió en 68 instituciones educativas de Artemisa, Bauta, Mariel, San Antonio de los Baños y —desde ayer— San Cristóbal, así como en la villa de profesores, cedidos para vacunar a jóvenes, adultos y ancianos. También en otros 16 planteles de Alquízar, Caimito, San Cristóbal, Güira de Melena y Candelaria, vacunaron a mujeres embarazadas.

Siete escuelas donde solían enseñar la magia infinita de las ciencias y la belleza incalculable de las letras, hoy muestran cómo pelear por la vida, erigidas en centros de aislamiento para atender a sospechosos y positivos a la COVID-19 en Caimito, Bauta, San Antonio de los Baños, Alquízar y San Cristóbal.

En esos combates por www.tvartemisa.icrt.cur a 9 324 personas ya empuñaron lanzas 1 874 trabajadores del sector y 161 estudiantes.

Por si no bastara, el amor a los niños que dedicaban las educadoras de los círculos infantiles Magdalena Peñarredonda, en Artemisa; Félix Alberto Cordero, en San Cristóbal y Victoria de Girón, en Mariel, lo entregan actualmente desde esas propias instituciones —junto con pediatras y enfermeras— a pequeños necesitados de atención médica por culpa de la pandemia.

Es una misma causa hermosa, más fuerte que riesgos reales y muertes dolorosas. Ese ideal ha llevado a los trabajadores de la educación hasta la zona roja: allí colaboran en la limpieza y atención a los pacientes, no importa si son sospechosos o positivos.

Igual le han puesto el corazón a las pesquisas y la mensajería en los consejos populares, a las donaciones de sangre y al proceso de vacunación.
Si colegios e institutos no descansan, menos lo hacen profesores y alumnos.

Datos proporcionados por Saskia Robaina Romero, metodóloga de Comunicación Institucional y Relaciones Internacionales en la Dirección Provincial de Educación, aluden a los 1 171 estudiantes y 6 889 trabajadores del sector que participan en tareas de impacto social beneficiando la atención a unas 31 422 personas.

Estudiantes y profesores de la Enseñanza Técnico Profesional reparan equipos electrodomésticos, elaboran alimentos destinados a los centros de aislamiento y prestan servicios gastronómicos. Otros contribuyen en labores agrícolas y en la construcción de viviendas y varias obras.

Aunque mañana no reinicie ni comience un nuevo curso escolar, una vez más este será un septiembre único, sin libretas a estrenar ni las clases usuales, pero con escuelas y profes brindando la gran lección de cómo un país entero lucha por la vida.

Tomado de ElArtemiseño.