13 de marzo, un día de despertar revolucionario
El 13 de marzo de 1957 trascendió en Cuba como una de las páginas más significativas de la lucha contra la tiranía batistiana.
El 13 de marzo fue sin dudas un total derroche de osadía y valentía, deseos irresistibles de acabar con el tirano que oprimía al pueblo cubano. Los integrantes del Directorio Revolucionario, con José Antonio Echeverría al mando, fueron a enfrentar su destino, sin miedo a las consecuencias, solo importaba el triunfo. Y triunfaron porque sirvieron de ejemplo, de impulso para continuar con la lucha revolucionaria.
El propósito era desconcertar al régimen con el ajusticiamiento del dictador Fulgencio Batista, entregar las armas de la guarnición al pueblo convocado por medio de Radio Reloj y tomar otros puntos de la ciudad hasta dominar la capital.
El asalto al Palacio Presidencial no tuvo el éxito esperado. No obstante, la gesta del 13 de marzo de 1957 dejó una impronta de sacrificio y lealtad a la Revolución.
En su testamento político, José Antonio afirmaba: “Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad. Porque, tenga o no nuestra acción el éxito que esperamos, la conmoción que originará nos hará adelantar en la senda del triunfo. Pero es la acción del pueblo la que será decisiva para alcanzarlo”.
Después del triunfo de la Revolución, Fidel aseguraba que no podía verse el 13 de marzo como un día de luto, “La razón principal por la que no puede llamarse luto, es precisamente porque esos compañeros no cayeron en vano, porque aquellas muertes no fueron inútiles, porque de aquellos sacrificios la patria ha empezado a recibir ya sus primeros frutos.”
Resaltar el valor de esos jóvenes es una misión obligatoria, no pueden quedar en el olvido quienes no dudaron en ponerse en la primera línea de combate. Tomemos esos jóvenes como ejemplo y seamos herederos de su estirpe.