ALBA: el abrazo de nuestros pueblos

La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) surgió como un sólido pacto de unión entre las naciones de América Latina y el Caribe, resaltando los valores de solidaridad, cooperación, justicia y complementariedad.

Desde sus orígenes representa un compromiso integral que abarca no solo aspectos políticos y económicos, sino también sociales, defendiendo tenazmente la independencia, la autodeterminación y la identidad de las comunidades que la conforman.

El 14 de diciembre de 2004 Cuba y Venezuela, que también significa Fidel y Chávez, protagonizaron un acuerdo histórico deveniso en paso decisivo hacia la unificación y cooperación en toda América Latina y el Caribe. Ambos líderes pretendían introducir un modelo de desarrollo independiente centrado en la complementariedad regional, y con ello despertar las voces de la región en pos de un desarrollo equitativo para consolidar la cooperación, el respeto y la empatía compartida.

Fidel y Chávez firman el nacimiento del ALBA. Foto: Estudios Revolución.

En 2006 el concepto del ALBA creció con el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), idea indispensable para generar intercambio en nombre de la solidaridad y de los pueblos. Su integración busca romper el famoso paradigma de los Tratados de Libre Comercio que tanta división han causado no solo en el área, sino en el mundo entero.

Tres años después los presidentes de las naciones miembros decidieron oficializar la como la “Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos” (ALBA-TCP). Ganaba la América toda mediante una fuerza unificadora y efectiva, subrayando su capacidad transformadora en la región.

Como se ha demostrado desde su creación el ALBA enfatiza en la promoción de políticas basadas en la equidad, la justicia social y el respeto a la soberanía. Es hija de la inquebrantable relación entre Cuba y Venezuela, tierras que trascendieron sus fronteras para crear un enfoque integral del desarrollo, donde la prioridad siempre se centrará en el ser humano, su dignidad y su bienestar.

La consolidación y evolución del ALBA TCP, gracias en gran medida a la contribución valiosa de Cuba y Venezuela, nos recuerda la importancia vital de la colaboración regional en medio de desafíos globales. Cuando se cumplen diecinueve años de su creación recordamos a Fidel: «El ALBA, creado por la República Bolivariana de Venezuela y Cuba, inspiradas en las ideas de Bolívar y Martí, como un ejemplo sin precedentes de solidaridad revolucionaria, ha demostrado cuánto puede hacerse en apenas cinco años de cooperación pacífica».

Justo en esos principios de Martí, Bolivar, Chávez y Fidel le va el sentido y el alma al ALBA. Ella como la primera luz del día, le dió colores a los ojos de los que vivían en la oscuridad, fue seno de la creación de la Escuela Latinoamericana de Medicina – ELAM, de proyectos en barrios y comunidades, de alianzas internacionalistas y de profundas convicciones.

Bien se dice que el ALBA fue el sueño de dos Quijotes. Corresponde seguir velando por la integración de nuestra América con la misma voluntad de su principio creador. No basta con recordarla hoy en otro aniversario de su fundación. Deberán levantarse en todos nuestros países las banderas que profesan y luchan por la libertad y la hermandad.