La cultura culinaria: Más que cocina.

Un encuentro entre profesionales que se dedican a esta actividad tuvo lugar en el Álbum Kafé Parque Central de la EGREM.

El Chef Internacional Pavel Pérez Noguera, presidente de la Asociación Culinaria en Artemisa comenzó el encuentro con un conversatorio sobre Martí y la cocina en una suerte de homenaje que encontró la curiosidad del auditorio, testigo además de la firma de convenios de la asociación con el Ministerio del Turismo en el territorio.

Wilfredo Hernández Bello, profesor del Centro de Capacitación del MINTUR se refirió al “impacto en la capacitación y superación de los jóvenes que hoy cursa a especialidad de elaboración de los alimentos. Es una fortaleza vincular a estos estudiantes a las instalaciones que prestan servicios de culinaria y también el convenio impactará en la capacitación de los trabajadores, cuadros y reservas de cuadros para difundir la cocina tradicional cubana”.

El presidente de la asociación culinaria ratificó que “esta iniciativa dará una fuerza superior como asociación desde la capacitación e incluso el prestigio de la asociación por las posibilidades de intercambio entre los asociados y promoverá un nivel superior la enseñanza y la capacitación de los profesionales de la rama”.

Sobre el otro convenio, esta vez con la Unión de Historiadores apuntó que “no se puede desvincular la historia de la cocina y es importante que los profesionales salgan con una preparación técnica adecuada pero que sepan también la génesis de los platos que elaboran. Eso tiene que partir de un conocimiento serio de nuestra cocina que también es historia”.

La ocasión fue propicia para reconocer con la medalla al mérito culinario a cuatro cocineros artemiseños. Ana Rosa Suárez, Gustavo Villanueva y Luis Enrique Puente manifestaron su orgullo de recibir tan alta distinción, mientras Erasmo Cecilio Cabrera, quien obtiene esta condición al igual que su padre dedicado a las cocinas opinó emocionado que mantener el legado familiar es un altísimo compromiso.

Una jornada donde la cultura, esta vez culinaria, puso de manifiesto que definir al cubano no puede hacerse mejor de ninguna otra forma que como lo hiciera el sabio Don Fernando Ortiz. Somos un ajiaco y al contemplar a los cubanos la historia solo puede decir orgullosa: Buen provecho.