Cuando la sencillez viene acompañada de una gran sonrisa

Camilo Cienfuegos nos dejó su sencillez, su audacia, su valentía y su fidelidad a la causa revolucionaria. Una causa que defendió tanto en el llano como en la sierra. Camilo fue leal a  Fidel, tanto, que ni siquiera podía ser su rival en el béisbol.

Hoy nos pertenece su recuerdo, su obra, su legado; mientras que su cuerpo le pertenece al mar que rodea nuestra isla.

Según el Che lo que más nos atrajo de Camilo fue su manera de ser, su carácter, su alegría, su franqueza, su disposición de todos los momentos a ofrecer su vida, a pasar los peligros más grandes con una naturalidad total, con una sencillez completa, sin el más mínimo alarde de valor, de sabiduría, siempre siendo el compañero de todos, a pesar de que ya al terminar la guerra, era, indiscutiblemente, el más brillante de todos los guerrilleros.

Su desaparición física el 28 de octubre de 1959, significó un duro golpe para quienes vieron en él un amigo, un compañero de lucha, un Comandante, un revolucionario. Y con su muerte, demostró una vez más, que la libertad de Cuba era todo para él. «Pudo no ocurrir nada, pudo ser que los conspiradores no se atrevieran a disparar al pueblo, pero tal vez la acción de Camilo salvó muchas vidas; porque también pudo ocurrir cualquier otra cosa, y él se adelantó para evitar una situación y un peligro de esa naturaleza. Es una muestra de la confianza que tenía en sí mismo, de su heroísmo, de su arresto y de su capacidad de actuar, de manera excepcional, en circunstancias determinadas...” así expresó nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la conmemoración del XXX Aniversario de la desaparición física de Camilo Cienfuegos. Hoy a 62 años de su pérdida en el mar, Cuba lo evoca en nuevos proyectos sociales, en cada obra que beneficia al pueblo, y una vez más, su presencia inspira a las nuevas generaciones.