Cederistas y sin bajar la guardia +(Video)

La llama que parecía apagada crece y se multiplica por estos días. Había dejado de asombrarnos la unidad, pero volvió Fidel a caminar en el barrio.

Volvió a llevarse la comunidad de veces y de algarabía pata recibir al presidente, al héroe, al ministro…a la esperanza.

Nadie desamparado fue una frase muy grande y el engranaje dejó de ser perfecto cuando uno solo de los nuestros no alcanzó el abrazo.

Por eso, la patria nos tocó por los hombros, nos zarandeó para que no durmieran nuestras ganas de hacer, y otra vez cada cuadra y cada barrio y cada familia acogieron el aire nuevo de quienes ponen corazón a la tarea. Se demostró que era posible un poco más.

No es posible el sueño tranquilo de un revolucionario si sabe que la injusticia se instala donde vive. Basta un cubano con vergüenza para que sea imposible la infamia en nuestra tierra.

CDR es más que manzana o cuadra o edificio o reparto.

La caldosa de Cuba suma todas las especias, no queda nada afuera.

Hacer este país es habitarlo con las diferencias de sus hijos y por el bien común, solo es reprochable la traición.

Comité es la palabra ungüento que define nuestra alianza alrededor de las ideas y el futuro.

Defensa es una acción una que no caerá en el abandono. Defensa es esa urgente necesidad de estar apercibidos porque es astuto el enemigo en lograr su estrategia.

Revolución es todo cuanto tenemos, es la suprema causa, la columna que nos sostiene en pie. Ser revolucionario entonces es avivar la llama de ese lugar donde la gente saluda con confianza, es ser un cederista y sobre todo no bajar la guardia.