Fermín Valdés Domínguez: amigo del alma de José Martí

Ganó desde su adolescencia un lugar en la historia de Cuba por la actitud que tuvo para proteger a su amigo ante un tribunal militar español, el cual juzgó a ambos en 1869 por elaborar una carta calificando de traidor a un compañero por su incorporación al cuerpo de voluntarios. Fermín Valdés Domínguez sufrió prisión y destierro por la causa redentora, fue militante del Partido Revolucionario Cubano, colaboró en el periódico Patria, vino en el año 1895 en la expedición de Carlos Roloff, asistió a la Asamblea de Jimaguayú, fue subsecretario de Relaciones Exteriores de la República en Armas y jefe del despacho de Máximo Gómez. Alcanzó además el grado de Coronel del Ejército Libertador. Perteneció a la Sociedad de Estudios Clínicos y participó en investigaciones sobre fiebre amarilla y otras.

En lo político, durante la llamada Tregua Fecunda, militó en el Partido Autonomista, en el cual se destacó por su oratoria y liderazgo que le abrieron las puertas de la sociedad ilustre del momento. Desde esa posición reivindicó para la historia la inocencia de los estudiantes fusilados el 27 de noviembre de 1871, al obtener del hijo de Gonzalo de Castañón en La Habana en 1887 el testimonio, por escrito, de que la tumba de su padre no había sido profanada.

En esa ocasión Martí le escribió y se refirió al alcance de su denuncia: “Si por desdicha hubiésemos estado en guerra, podría decirse, Fermín, que tú solo has vencido a muchos batallones”.

Valdés Domínguez volvió se opuso al anexionismo. A los 56 años de edad, fiel a los principios que abrazó desde la adolescencia, muere dejando tras de sí la certeza de que fue el amigo del alma de José Martí.