Kinfuiti: único y singular

Entre el sonido de un tambor ancestral, el compás de los toques, los pasos, el entorno propiciado, conquista la auténtica y exclusiva expresión cultural que defiende a ultranza un grupo portador de tradiciones distintivo del poblado marieleño de Quiebra Hacha.

Cuando nos referimos al Kinfuiti no solo se habla del singular tambor o de la manifestación en sí misma, sino también de la agrupación que ha sido capaz de transmitirla durante años, incluso, a la emblemática fiesta donde también funge como protagonista.

A unos días de celebrarse la primera edición del Festival de Tradiciones Artemisa Mestiza, nos acercamos a una de las agrupaciones que mantienen vivas las costumbres de un pasado, a partir de una mirada a tan genuina manifestación mediante sus características y el vínculo de la agrupación músico-danzaria con Cultura.

Sobre el tema conversamos con Lidia Díaz Crespo, metodóloga sociocultural de la Casa de Cultura Lucas Armenteros, de Mariel. “El Kinfuiti es un grupo atípico y se basa en la cultura conga bantú. Se afirma que es único de su tipo en el mundo. No hay baile como el del Kinfuiti, tambor, ni música”, asegura.

“Entre sus características destaca un baile refrescante, relajante, suave, con un movimiento en los pies como de dos pasos; en tanto, los tambores son hechos por ellos mismos y la música difiere de otras”.

En ese sentido, precisa que “el tambor Kinfuiti -que es el principal- tiene una peculiaridad: no se toca, se fricciona una cuerda por dentro que emite un sonido similar al bajo”, y señala que entre los instrumentos se encuentran además “una guataca, y los llamados uno, dos y quinto, que son tambores”.

Respecto a su acercamiento inicial al grupo, comenta Lidia que “a finales de los años ´90, cuando las Casas de Cultura convocaron a la realización de eventos, impulsamos un proyecto artístico llamado Ta Makuende Yaya. Como gestora del mismo, una vez aprobado, me vinculé al grupo”, relata.

Entre las acciones del proyecto se encontraba darle vida al Kinfuiti mediante la participación en actividades, y eventos nacionales e internacionales.

“Como es de suponer, ya este existía. Sus raíces datan de los tiempos de la esclavitud, y luego se fue transmitiendo de generación en generación. En 1964 con la primera graduación de instructores de arte del país, Octavio Vázquez Santana, el profesional que ubicaron en la zona, se dio a la tarea de conformar un grupo y atraerlo a la sociedad, con un carácter recreativo social, y darlo a conocer entre el público.

“Eran años de mucho entusiasmo; se hacían varios festivales y se empieza a presentar en Pinar del Río (provincia a la que pertenecíamos en ese momento), en festivales regionales en Artemisa y otras actividades. Con los años, cuando se aprobó el sistema de Casas de Cultura se le comienza a dar una atención más directa”.

Una vez aprobado el proyecto al que hacía referencia Lidia, la primera actividad fue “la celebración el 13 de junio del Evento Fiesta de la Danza Folclórica al culto de San Antonio, que tuvo lugar en el año 2000 y desde entonces se ha mantenido”, afirma.

“Para ese momento ya era una costumbre en la zona conocida como Pueblo Viejo, la tradicional Fiesta de San Antonio de Padua o del Kinfuiti, que desde el día anterior inicia el culto a San Antonio con una serie de rituales, y donde también sobresale la marcada presencia de la mencionada manifestación”.

Sin duda alguna, desde sus inicios, el grupo portador se encuentra arraigado en la cultura popular. El poblado marieleño de Quiebra Hacha es fiel testigo de la vigencia de una tradición.

Tomado de ElArtemiseño.