Una vida de sueños y experiencias
Sentirse anciano al borde de tanta madurez, es un resultado lógico del tiempo sobre los cuerpos; sin embargo muchos asumen la frescura de la juventud siempre que alcance la voluntad.
El célebre Gabriel García Márquez dijo alguna vez, “los hombres no dejan de soñar cuando envejecen, envejecen cuando dejan de soñar”. Se trata de una máxima que aplica para tantos verbos; porque tampoco con la senectud dejamos de amar, sentir, trabajar y hacer cuanta acción da sentido a la existencia.
Que este día internacional del anciano sirva para pensar en la mejor manera de llegar a esa estación especial. Que quienes ya lo son puedan vivirlo como un estado del alma, y quienes le acompañan sepan tener la ternura necesaria para hacer de ellos todo lo que merecen.