La bondad de ser maestro

Creo que Cuba defiende cabalmente este pensamiento. Los logros de la educación cubana son uno de los baluartes más valiosos de nuestro pueblo, como legado del Comandante en Jefe Fidel Castro; quien promovió la enseñanza integral para todos.

La humanidad es como es, porque hay educadores formando a las nuevas generaciones. Los maestros nos abren el camino para una vida más intensa.

Como dijo una vez el filósofo alemán Emmanuel Kant “Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él”.

Compartir lo aprendido y estudiado es una de las prácticas más nobles que existen. Los maestros nos enseñan más que a leer y a escribir, tienen un papel clave en nuestro desarrollo integral.  Pueden convertirse en esa compañía leal que siempre necesitamos a lo largo del aprendizaje.

Nuestros maestros se distinguen por su amor a la profesión, consideración, abnegación y entrega. Confía en las potencialidades infinitas del crecimiento personal. Cumple sus deberes y responsabilidades pedagógicas, lucha  incansablemente por el perfeccionamiento constante y la excelencia de su trabajo.

A ellos les debemos, en gran parte, todo lo que logramos en nuestra vida profesional. De hecho, hay quien estudia una carrera inspirado en el ejemplo de sus educadores.

Una vez escuché una frase que decía más o menos así, la enseñanza es más que impartir conocimiento, es inspirar el cambio. Los maestros inspiran, entretienen y acabas aprendiendo mucho de ellos aunque no te des cuenta. Somos muy afortunados de contar con ellos, gracias un millón de veces a todos los que se dedican a esta profesión.