Flores de octubre cuando vuelve la sonrisa de un héroe.

Habría que ver cuántas historias, de cuántas naciones tendrán el lujo de contar la impronta de un militar tan bravo como jovial.

Hay en cada imagen de Camilo una verdad tan grande expresada en los ojos. Tanta luz en el negro de todas sus miradas.

Y luego por todos lados esa risa en el rostro igual de Comandante que de soldado.

Cienfuegos abrazó la historia al frente de la columna invasora No. 2 Antonio Maceo, se ganó la confianza del Che, no estuvo contra Fidel ni en la pelota y a favor de los humildes puso más que la voluntad y el afán justiciero.

Como muchos, Camilo dio forma a su ideal poniendo el cuerpo ante las balas, y trascendió en paralelo el carisma con que asumió la vida y marcó a quienes le acompañaron los días de batalla.

Y se encumbró sin pretenderlo entre las figuras más queridas y populares de la historia de Cuba.

Luego la épica es más grande todavía, porque se hizo infinita su leyenda justo un 28 de octubre, juntando los enigmas mar y vuelo.

Porque al héroe de la sonrisa inmaculada, le nacieron eternamente flores, eternamente niños, eternamente un pueblo de gente agradecida del que siempre surgen ante el bien, nuevos camilos.