Evangelios vivos como llama y virtud

A veces demoramos en encontrar el ejemplo perfecto para referirnos a una u otra cuestión relacionada con la vida, la cotidianidad o lo que somos, sin embargo, hablar de valores en Cuba nos lleva –casi por obligación, a la vida de José Martí.

Este ferviente revolucionario tan parecido a los segundos que corren y al futuro, encierra en su personalidad los más disimiles sentimientos, esos que jamás desaparecen.

Para todos -grandes y chicos- hay enseñanzas del apóstol. La Edad de Oro, el libro que escribió para los niños de América, deviene en tesoro, capaz de convertir las letras en lo que debemos ser pese a cualquier contexto o sociedad. Sus cuentos y poemas, llenos de la frescura eterna y quieta que aún le definen, son la salida perfecta ante esos momentos de entender o reflexionar.

A muy poco de cumplirse el 170 aniversario de su natalicio son diversas las maneras de recordarlo y pienso que la mejor es siguiendo cada uno de sus preceptos, cumplirlos y transmitirlos a las nuevas generaciones que aparecen tal cual los valores. Los padres, tienen la obligación de educar, pero no hacerlo mediante prácticas comunes sino desde el interior, lo moral…lo que no se ve y sí se siente.

Los pequeños tienen que conocer quién fue Pilar, Piedad, porqué el amor a la Patria; los adultos a su vez, comprender el significado de los Pinos Nuevos, Con todos y para el bien de todos…sentir como hierve la sangre cuando se ve la nación oprimida y también cuando la bandera no puede danzar oronda desde lo alto.

Las escuelas deben transformarse en batallones de infantería ideológica, basados en el pensamiento del apóstol, el cual es tan particular, al punto de engranar dentro del presente.

Cada pionero, estudiante, universitario necesita acudir a él para entender qué sucede en el mundo, y así aportar al bien de los demás porque el corazón de los valerosos lo requiere.

De Martí el patriotismo, la honestidad, la dignidad, la justicia social y el amor; de nosotros el compromiso de hacerlos crecer como a la semilla que se esparce y al final calma la fatiga del caminante.

Quienes crean que su pensamiento tuvo su época se confunden; la grandeza de sus palabras, la sabiduría y el entrañable afecto por la humanidad le hace trascender cualquier momento colocándolo en el sitio de los inmortales, el de los hombres de valerosos; el sitio al que hay que recurrir si queremos salvarnos, si queremos lograr el bienestar y la felicidad.


El pensamiento de nuestro José Martí


Amor:

“El amor es el lazo de los hombres, el modo de enseñar y el centro del mundo.

“Quien pida amor ha de inspirar respeto”

Honestidad:

“Somos hombres para mirar cara a cara la verdad”

“La verdad, una vez despierta, no vuelve a dormirse, que el espíritu, más vasto que el mar, ni se seca ni se evapora”

Honradez:

“No hay gozo como honrar”

“Los hombres honrados no necesitan discutir mucho en un acto de honor”

Laboriosidad:

“ El trabajo disciplina”

“De los obreros, suelen hablar con desdén los que no tienen el valor del trabajo, ni el de ganar con sus manos, sea cualquiera la labor, una vida libre y honrada”

Patriotismo:

“Patria no es más que la pasión del decoro y ventura del hombre”

“El hombre fuera de su Patria, es como un árbol en el mar”