El tan ansiado reinicio

Hoy el 15 de noviembre tiene otro significado para mí como madre. Mi niña vuelve a clases. Retorna a su escuela y lo hace con la novedad de saber leer, escribir y calcular. Después de meses de ejercer como maestra en casa,  vuelve la rutina de mochila, uniforme, matutino, reunión de padres…

Confieso que de vez en cuando se apoderada de mí un temor. Temor por  un posible contagio ahora que va a estar rodeada de sus compañeros, temor por si le resulta extraña la convivencia en grupo después de pasar tanto tiempo en casa. Pero  a la vez me digo que todo va estar bien; porque los niños necesitan independencia, necesitan compartir  tiempo con sus amigos; necesitan aprender con su maestra, necesitan  de una niñez sin manchas por la sombra de una pandemia. Por eso ahora debemos extremar los cuidados. No bajar la guardia,  no olvidar que hay un virus listo para infectarnos si no nos cuidamos entre todos.

Ya es tiempo de que nuestros niños vuelvan a las escuelas, que vuelvan a jugar en los parques,  que puedan bañarse en piscinas, playas y ríos. Ya es tiempo de que en la foto del cumpleaños no falte ningún familiar o amigo. Pero sobretodo es tiempo de seguir cuidándonos, eso no nos puede faltar. No podemos cerrar los ojos y pensar que ya el peligro pasó. No. No podemos permitirnos retroceder.

Llegó el tan esperado 15 de noviembre. Un día de expectativas para muchos cubanos. Familias ansiosas por la apertura de aeropuertos para volver a abrazar a hijos, nietos, sobrinos  que viven en otras latitudes. ¡Qué bueno! ¡Por fin ese tan anhelado abrazo va a suceder!

Comienza una nueva etapa para Cuba. Una Cuba, que poco a poco, retomará su esplendor. Y nosotros somos responsables de devolverle ese esplendor. Un esplendor que depende del trabajo de todos. Que este 15 de noviembre sirva de arrancada para llegar a la meta, una meta que alcanzaremos en una carrera de resistencia, no de rapidez.