Quería otra medalla… y con su equipo la trajo

Nadie imaginó que a la hora cero las cosas se le complicarían de tal modo. De puro milagro no bailaron con la más fea en el partido final del certamen, cuando vencieron con apretado marcador de 4-3, ante un equipo Cuba que, en su última comparecencia al plato, cargó con par de sus bateadores ponchados con las bases llenas.

“En esa situación y con un solo out, el bateador de nosotros tenía que hacer un swing discreto y poner la pelota a rodar. Entonces, cualquier locura hubiera pasado en el terreno”, se lamenta el entrenador Liván Balaguer, seguramente con los nervios de punta cuando el partido por el oro “guardó sus mejores emociones para los finales”, como gustaba decir el célebre narrador Rubén Rodríguez.

El caimitense Ernest Machado, lanzador artemiseño en esta novena tan prestigiosa, con un resultado ya reconocido por toda la nación y por el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, está de acuerdo con su entrenador.

Pero sabe que ni siquiera haber perdido la oportunidad de tomar el mando, y con este la victoria en el Mundial, puede disminuir un ápice la grandeza de la actuación de estos atletas adolescentes y corajudos.

Ernest, único artemiseño en esa nómina, integrante de los equipos ganadores de medalla de bronce en el Mundial infantil de China Taipei y bronce en el Premundial sub 15, se desempeñó en la lomita durante tres inning y un tercio, ante la República Checa, Puerto Rico, Japón y Panamá, frente a la cual obtuvo la victoria, sin que en ninguno de los casos le hicieran carrera.

Reconoce que la calidad del evento fue alta entre los 13 equipos participantes, y pondera el talento del manager Alexander Urquiola, a quien ve como “un gran director que conoce a fondo los secretos del béisbol, aunque el cuerpo técnico completo mucho aportó a la buena preparación de estos jugadores”.

La medalla de plata fue todo un acontecimiento. Brillaron en su papel figuras como el lanzador relevista Danel Reyes, el antesalista Alejandro Cruz, el catcher Yaidel Ruiz y el torpedero Jonathan Báez, prueba de que el caimán de Las Antillas sigue dando frutos beisboleros de altos quilates.

“Fue una verdadera hazaña. No solo Estados Unidos tenía peloteros de constitución muy fuerte, sino también Puerto Rico y Panamá. Estos muchachos se merecen lo mejor del mundo. Hicieron en el terreno lo que otros equipos nuestros no han hecho durante años”, aseveró Balaguer, convencido de que a su alumno Ernest le quedan muchas oportunidades de representar a Cuba en otros estadios en el planeta.

Tomado de ElArtemiseño.