Nuestro inmenso José Martí

En cada ocasión en que nos referimos al Apóstol de la Independencia de  Cuba, encontramos algo nuevo, que nos hace pensar en la grandeza de ese hombre que dedicó su vida a la Patria. Hablamos de Martí en presente porque aunque no estén entre los  vivos, perdura junto a nosotros, a cada momento, en cada obra, nunca muere.

 

La desaparición física de nuestro Héroe Nacional fue un hecho muy doloroso  para todos los cubanos. No estaban concretadas sus ideas.

 

Repasando el ideario martiano comprendemos la inmensidad de aquel hombre  vestido con un traje raído por el tiempo, negro, porque decía que la Patria estaba de luto.

 

Qué grandeza la de alguien que dice ¨…ser patriota es aquel que logra vencer el egoísmo personal¨. Pensamos en aquellos que pusieron sus riquezas al servicio de su  país, como Carlos Manuel de Céspedes,  Ignacio Agramante y otros patriotas  que pensaban   en la utilidad de la virtud, como nos enseñó el Maestro.

 

En esta fecha es pertinente recomendar la lectura de un hermoso libro del escritor cubano Froilán Escobar González, titulado “Martí a flor de labios”.

 

Es una obra excelente y según Cintio Vitier  un suceso prodigioso. En ella se recogen testimonios de niños que conocieron a Martí caminando por los montes de Baracoa hacia la muerte, dejando en el silencio de su memoria una huella que el autor  tuvo el arte de resucitar.

 

Son los niños que lo vieron y lo ven en la actualidad, a través de los ojos ancianos como por un cristal de vivo aire que es la forma de hablar nativa de sus lugares aislados, vírgenes, de su intemperie bravía, inspirada, alta. Les recomiendo no pierdan la oportunidad de leer, “Martí a flor de labios”, es un libro hermoso  en el cual encontrará facetas sublimes del más universal de los cubanos, de aquel que dijo y cito: “…leer es crecer.”