Leonardo el gran amigo de los pelícanos

A un lado del río Guanímar en la zona costera Sur de Artemisa regresará en pocos días la vista más esperada de Leonardo Carrillo Raveiro, un cubano de 65 años que tiene una singular relación con el medio ambiente.

Con la llegada de noviembre, más de 100 pelícanos -ave marina, natural de las Américas y de fuerte pico-, interrumpe la tranquilidad para convertirse en una entrañable compañía durante los próximos seis meses.

Cada año un centenar de pelícanos visita a Leonardo. FOTO: Cortesía del entrevistado.

«Antes no entraban pelícanos. Con mi bote fui afuera con un cubo de pescado y ellos me siguieron hasta el hogar. Fueron casi seis meses de trabajo pero valió la pena. Ellos regresan después del 15 de noviembre cada año y por seis meses duermen en mis árboles y los alrededores», dijo a este medio de prensa Carrillo Raveiro.

«Yo los tengo amaestrados. Los cargo y hasta converso con estos animales que son inofensivos. Los padres también me visitan con más de cinco crías y juntos damos vuelta por toda la plata detrás de mi bote.

“Aquí teníamos una cultura muy mala: pescadores y gente de pueblo cazaban los pelícanos con una pita para comérselos. La pechuga del animal es lo único que se ingiere porque tiene mucho gusto a marisco, pero realmente es abusivo ante todos los beneficios que el animal aporta al ecosistema”, refiere Leonardo.

Leonardo es muestra de todo lo que se puede hacer por la naturaleza. FOTO: Emanuel Milian.

«Los pobladores de Guanímar me respetan y saben de las medidas que impone la Ley de Protección Animal contra el maltrato. Tengo carteles que alertan sobre el incumplimiento de medidas sostenibles que procuran protección para los pelícanos», aseguró.

Desde La Florida, en los Estados Unidos estas especies vuelan el cielo sedentarias. Un grupo de ellas invaden la tranquilidad de Leonardo, quien los alimenta y desparasita durante toda su estancia.

«El que viene de afuera ve los letreros y se coibe a diferencia de los plateros. Los pelícanos roban pescado y hay personas que no le gusta, pero lo hablamos y llegamos a un consenso. Nadie me lo cobra, más bien nos divertimos con sus ocurrencias.

De acuerdo a Leonardo la colonia de pelícanos pardos es muy cercana a los seres humanos. Investigaciones demuestran que pese al abuso de los seres humanos no se ha reportado un hecho que evidencie el ataque del animal al hombre.

«Considero que he hecho un gran trabajo en esta zona y hoy me gané el respeto de mis vecinos. Eso la naturaleza lo agradece».

Leonardo ha conseguido desafiar problemas relacionados con la alimentación y enfermedades propias de la especie.

En la provincia de Artemisa el proyecto de inversión ambiental Mi Costa se inserta en cinco minicipios costeros, incluyendo este donde vive Leonardo.

Restablecer los flujos del agua en la zona, eliminar especies invasoras y mitigar el impacto del cambio climático con resiliencia y participación, son garantías vitales a la que se suma la peculiar historia de este playero y sus fieles pelícanos.