De la radio, sencillamente Mari

El estudio más pequeño de Radio Ariguanabo dice ser su segunda casa. Como cada jornada, esta no es diferente: ya encendió su computadora, pasó el pañuelito destinado a eliminar el poco polvo del lugar y las hojas para escribir los titulares de reporteros parecen listas.

Sus manos cerca del máster, abren la mágica puerta de las voces mientras los oyentes escuchan en el dial el arte de Maria del Carmen Nasco Verde, o simplemente Mari como se conoce –sin formalismo- a otra de las realizadoras de sonido de la emisora ariguanabense.

Pasar por distintas áreas le permitió nutrirse de los conocimientos precisos para luego emprender el arte de “atrapar voces” y convertirlas en obra. Así se le recuerda como secretaria del departamento informativo llenando actas, buscando firmas y almacenando – con entera responsabilidad, los documentos que abalaban el trabajo de periodistas, redactores, colaboradores o asistentes.

En la fonoteca, siguiendo la pista de temas musicales, viejos archivos, preservando la memoria artística de la planta y recurriendo al apuro de directores. También fue asistente de programas: recibía llamadas de oyentes, ayudaba al colectivo de la emisión y a pesar de ser la labor de menos estadía, dejó en ella grandes motivos para permanecer en el medio.

Y qué decir de las antiguas condiciones con las que se hacía radio años atrás. “El estudio era aún más pequeño, apenas cabíamos y se grababa mediante cintas, era muy difícil, pero más complejo se tornaba a los realizadores controlar aquellas máquinas. Equivocarse en el texto o no colocarla transición en su lugar significaba horas de arreglo.

«Hoy todo es fácil…la era digital da oportunidades que eran casi ilusiones por aquellos tiempos. Pero aclaro salían los programas, se escuchaban los periodistas y nunca Radio Ariguanabo le falló a su pueblo”- comenta Mari mientras sonríe.

Quienes han tenido la oportunidad de estar cerca conocen de sus apuros, laboriosidad; del amor que le pone a cada trabajo. Ella no entiende de indisciplinas y a veces olvida reír sin embargo sabe cómo dedicarse a los demás con sobradas muestras de afecto.

Mari, con más de veinte años consagrados a la radio prefiere sentirse útil. Las mañanas parecen no bastarle. Ahora las noches también reciben su presencia en espacios como Al caer la tarde, Superdisco musical y el Noticiero Resumen. “Son maneras que utilizo para alegrar mi día; la casa enseña poco y la cabina enseña mucho”, concluye.

Precisamente, cada 13 de febrero cuando se celebra el Día Mundial de la Radio esta mujer demuestra el valor de sus semejantes en un medio inmediato, donde las cosas pueden cambiar en segundos. Ante esos retos sobresale su sacrificio convertido en talento.

Mari, volverá mañana, el próximo mes…hasta en diez años a su pequeño estudio donde aprende de la vida quizás sin darse cuenta para bien. Sus compañeros, oyentes, familiares la admiran porque como dijera y parafraseando a su coterráneo Silvio Rodríguez “ella tiene una fortuna de amor que, aun gastándolo, siempre queda su poco de amor”.