Incremento salarial: una figura con muchas aristas

Como comenté en cubadebate al artículo de Ariel Terrero “Cuando cobre mi nuevo salario”, el incremento salarial al sector presupuestado en los momentos actuales no se puede analizar desde un solo ángulo.

 

En cuba actualmente hay aproximadamente 4,5 millones de personas empleadas, dígase cualquier tipo de empleo: TCP, otras formas no estatales, sector presupuestado y sector productivo. De ellos 2,5 son del sector presupuestado, el 55,5 % de los trabajadores cubanos. Sector que absorbe gastos a partir del presupuesto no solo para salario, sino para la sostenibilidad de todos los programas sociales que desarrolla el país y su infraestructura.

¿De dónde sale el dinero que cubre las partidas del presupuesto?, sale del aporte de los que producen bienes y servicios. Es decir de esos otros 2,0 millones de trabajadores.

 

Hoy estamos diciendo que la principal fuente que aporta al incremento salarial es la inejecución del presupuesto del Estado. Sería interesante revisar si las inejecuciones del presupuesto se deben a otras causas como a su mala planificación, a la inejecución de inversiones, a que no llegó a cubrirse con el dinero que se esperaba, u otras causales. Porque si se planificó, es porque se requería, de lo contrario estaríamos asumiendo la responsabilidad de una mala planificación en nuestra economía, desde los municipios hasta la nación.

 

A los cubanos siempre nos encanta hablar de las consecuencias (inejecución de presupuesto en este caso) y muy poco indagar sobre las causas.
El incremento salarial, como medida, es una necesidad social y política, consecuente con el nivel de vida de los cubanos hoy, y como respaldo al proceso de construcción socialista; pero hay que evaluar en toda su magnitud la variable más importante, la variable económica, y a eso me quiero referir.

 

Si el dinero que cubre la partida del presupuesto sale del sector productivo, estamos diciendo que 2.0 millones de trabajadores tienen sobre sus espaldas la producción de bienes y servicios que condicionen el pago de los cuantiosos gastos que genera el presupuesto, no solo el salario de los trabajadores de este sector, sino todos los servicios que desde el Estado se brindan al pueblo. Porque sin esas producciones, puede haber presupuesto asignado, pero se necesita del dinero que cubra ese presupuesto para poderlo utilizar.

 

¿Qué hacer entonces? Estamos en un momento en que el sector productivo está sufriendo una recesión condicionada por la situación actual con el combustible, por lo tanto tienden a disminuir los niveles de actividad, menos producción mercantil, los salarios en el sector productivo están disminuyendo a pasar de mantenerse el pago por resultado, pero si no se produce por no haber combustible, no hay resultados y como consecuencia no hay salario.

 

En el sector productivo en este momento se gana mucho menos que en el presupuestado, el salario medio del sector presupuestado, que asciende ahora a 1067 pesos, supera por amplio margen al salario medio del sector empresarial, que había cerrado el 2018 en 871 pesos.

 

Justo es decir que el comportamiento de este salario en el sector empresarial tiene también diferentes matices: no es similar el salario en empresas mixtas o las vinculadas a los procesos inversionistas en la Zona de Desarrollo Mariel, por ejemplo; que a los salarios en las empresas de subordinación nacional o territorial. Por seguir ejemplificando, las empresas subordinadas al Grupo Empresarial Artemisa, todas vinculadas a los servicios públicos, cerraron el 2018 con 607 pesos de salario medio, y el comportamiento al cierre del primer semestre del año actual es inferior. Ahora los clientes ganan más del doble que los proveedores de productos y servicios.

 

¿Qué podría pasar?  Una migración como la de los 90, del sector presupuestado al productivo fue hasta cierto punto beneficiosa, porque se incrementaron las competencias en el sector que produce bienes y servicios, pero ahora una migración contraria; del sector productivo hacia el presupuestado, incrementaría los factores que condicionan esa recesión en la producción.

 

Si se deja de producir, si los trabajadores del sector productivo dejan de ver en el salario una motivación, ¿de dónde saldría el dinero para sostener el presupuesto? No debemos seguir, a mi criterio, como ha pasado ya en algunas provincias, cogiendo cuantiosos montos de los que se aportan para el desarrollo local para sufragar gastos de presupuesto, eso equivaldría a hipotecar el desarrollo de los territorios, algo que se contrapone a lo aprobado en la constitución sobre cómo queremos el funcionamiento de la sociedad y la economía desde el municipio.

 

En el caso específico de la provincia Artemisa, se benefician con este incremento salarial 27774 trabajadores en ese sector, en los seis meses que faltan para concluir el año el monto total a pagar será de 84 millones de pesos. Este monto de salario también hará que se incremente el aporte al presupuesto de estos trabajadores, pues se deben recaudar 2,6 millones de pesos a partir del pago del impuesto por el ingreso salarial. Pero seguiría la balanza yéndose a un solo lado.

 

Considero que paralelo a este incremento del salario en el sector presupuestado deben tomarse otras medidas en el sector empresarial estatal que no desmotiven a sus trabajadores y condicionen una estampida; entre ellos deben manejarse soluciones a problemas que hoy laceran y limitan el desarrollo de este sector en el país como son: la apertura real al sector empresarial, la eliminación de barreras para la comercialización, los precios monopólicos aplicados todos en diferentes condiciones debido a las características propias de cada territorio, la inexistente ley de empresas, el reconocimiento real del mercado con sus características. Son estos algunos horizontes hacia los cuales se debe mirar (pudiera hablarse solo incremento de salario en este sector, pero más salarios en él sería directamente proporcional a incrementos de precios en los bienes y servicios que producen al no estar creadas las otras condiciones).

 

Por otra parte hay un sector dentro del productivo que hemos tratado pero aun con distancias. Es imprescindible potenciar más la iniciativa privada, el Estado se tiene que retroalimentar de los aportes de este sector, no podemos tener más miedo al desarrollo de la pequeña y mediana empresa, ellas pueden ser el sostén de las necesidades del presupuesto a nivel de municipio, para lo cual se requeriría solo eficiencia en el control y acabar de solucionar el problema vinculado a los suministros hacia este sector, los cuales no pueden seguir siendo dese el mercado minorista. Por otra parte el desarrollo local tiene que vincularse más al sector privado, potenciar y coadyuvar a la materialización de proyectos generados por los privados que contribuyan a generar nuevas soluciones a los problemas locales, generar nuevos ingresos al territorio, generar nuevos empleos y quitar lastre al Estado.

 

La solución mágica, en un entorno hostil como en el que se desarrolla la economía y la sociedad cubana, no la tiene nadie. A pesar del arreciamiento del bloqueo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL pronostica que la economía cubana no decrecerá en 2019 y estima un crecimiento del 0.5%, similar al de la región. Todo ello se produce en medio del recrudecimiento de las agresiones del Us Government contra Cuba, que impiden mayor presencia de visitantes norteamericanos, más gastos para importar recursos necesarios, más chantaje contra quiénes comercian con Cuba, en un contexto internacional con mayores incertidumbres y complejidades y un débil comportamiento de la inversión, las exportaciones y el consumo.

 

Seguimos enfocados en mejorar la calidad de vida del pueblo, que es lo verdaderamente importante. Pero este crecimiento es aún insuficiente, una economía en desarrollo y atrasada como la cubana necesita crecer de forma sostenida entre un 4 y un 7 porciento anualmente, por lo que ese crecimiento pronosticado no nos asegura cambios sustanciales a la situación actual.

 

Esta es solo una opinión, una mirada desde otro ángulo al tema del incremento salarial. Toda decisión que se toma no puede estar al margen de un análisis profundo del entorno económico en que se desarrolla, desde lo interno y a tenor con lo externo.