Una mirada a la obra de Felipe Poey

De niño viajó a Francia, lugar de donde procedía su familia. A su regreso a Cuba en 1823 se dedicó al estudio de las ciencias naturales. Con solo 27 años se presenta ante Cuvier, máxima figura francesa de las ciencias naturales de aquella centuria y con un bagaje de dibujos de peces cubanos e innumerables apuntes. Los sabios quedaron maravillados ante la perfección y profundidad del trabajo del joven.

Se destacó en varios campos del saber, como la Geografía, Antropología e Historia Natural, labor que resumió en su obra cumbre Ictiología cubana, investigación en 12 tomos sobre 758 especies marinas del archipiélago caribeño, luego de haber alcanzado los máximos honores en la Exposición Internacional de Ámsterdam, en 1883.

Poey fue miembro fundador de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, socio de mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País, y creador del Museo de Historia Natural.

También se desempeñó como presidente de la Sociedad Antropológica de la isla de Cuba y perteneció a otras muchas instituciones del quehacer científico mundial.