La hazaña del gran Mijaín López
El 6 de agosto quedará en el calendario no solo como de relevancia deportiva, también será una fecha distinta en la historia de la nación, porque Mijaín López pausó a Cuba este día.
La hazaña de alcanzar cinco títulos olímpicos seguidos en una misma prueba, es inédito para este país de tradición en el deporte bajo los cinco aros y para cualquier atleta en todas las disciplinas.
Por eso el Gigante de Herradura logró detener el tiempo en la rutina de Cuba y, en paralelo, disparar emociones, esperanzas, buenas energías y un solo anhelo: ver a Mijaín proclamarse campeón, saltar y gritar de orgullo ante el nombre de la tierra que nos pare y nos junta al margen de las fronteras.
Desde sus primeros juegos en Atenas, un hombre ha pasado imbatible por los colchones de la lucha grecorromana.
Como si 130 kilogramos de cada uno de sus rivales no fuesen nada, el Coloso pinareño edificó su historia a ritmo de pegadas, desbalances, rápidos combates por una superioridad arrolladora.
Sembrado sobre el centro del tapiz ¿quién pudo mover a la mole de seguridad absoluta que siempre ha sido?
El show de Mijaín empezó hace veinte años y acaba de la mejor manera. Por el camino cargó a su entrenador sobre los hombros como si nada le agotara tras coronarse una y otra vez olimpiada tras olimpiada.
Batió primero a Karelyn y luego al tiempo, hizo esperar lo mejor entre los suyos y se volvió patrimonio de la nación porque Cuba viaja y se descubre en el prestigio de Mijaín, por ser embajador de nuestra gloria, porque en su mística el efecto Patria tiene fuerza todavía.