Javier Yraola: un joven de ciencia

Nada más justo que premiar la entrega y la pasión por la profesión. Así sucedió con el investigador de San Antonio de los Baños y profesor de la Facultad de Geografía de la Universidad de La Habana, Javier Yraola Rodríguez.

Grata sorpresa recibió al merecer el premio al joven del año a propósito del 84 aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba y en el marco de las celebraciones por el Día de la Ciencia Cubana.

«Es algo muy especial porque es recibir el reconocimiento más alto que otorga la Sociedad Espeleológica de Cuba, y que en ese premio también están mis compañeros, mis hermanos de cueva, a los jóvenes espeleólogos cubanos», comentó emocionado Yraola.

«Se me otorga por mis trabajos de campo que he hecho, las investigaciones, los encuentros educativos con niños y jóvenes en escuelas, en ferias de ciencias».

La labor educativa es una de las que más disfruta este joven ariguanabense. FOTO: Cortesía del entrevistado.

El premio, que lleva el nombre de la joven espeleóloga Janet Carbó Rivero, quien fuera miembro del grupo espeleológico Ernesto Tabío, reconoce la labor de jóvenes cubanos cuya trayectoria destaca en 365 días.

Pero a este joven artemiseño lo distinguen múltiples causas a favor del río Arihuanabo en San Antonio de los Baños. Las investigaciones relacionadas con la cartografía, los depósitos paleontológicos y los murciélagos.

Javier Yraola recibió su premio en el Memorial José Martí a propósito de las celebraciones por el Día de la Ciencia Cubana.

Además es instructor del grupo ecológico ariguanabense René de la Nuez y profesor de la Universidad de La Habana. La fusión de todos significa satisfacción y gratitud con la vida.

«El río Ariguanabo ocupa un lugar especial en mí. Me crié en San Antonio de los Baños y ese río me vio crecer. Hoy estoy de alguna manera devolviendo a todos, esos momentos de alegría y de amistades, de juventud que me dieron ese río.

«Hoy trato de devolvérselas con mi trabajo ambiental, con los niños, con la Fundación Ariguanabo, que tanto esfuerzo hace por conservar y tratar de mejorar las condiciones de nuestro río, de su bosque, de su entorno.

«Cada uno de ellos me ha dado alegría de diferente índole. La facultad me permite tener la satisfacción de ver crecer a nuevos geógrafos, a nuevos investigadores. La publicación de trabajos me aporta una mente con un pensamiento más científico, más crítico.

«El Grupo Espeleológico Ariguanabo ha sido mi segunda casa, por decirlo de alguna manera, mi familia. Mis mil jornadas montunas han sido con ellos, especialmente con Judiet Bardoguín, que es mi compañero de mil batallas, que siempre está metido en los líos y en los rollos conmigo en el monte.

Descubrir la geografía artemiseña siempre es un reto para Javier.

«Los niños de los grupos ecológicos y los grupos ambientalistas son una bendición. Y me han sacado los colores varias veces. Las preguntas más difíciles que me han hecho, me las han hecho niños. Y la inquietud, el pensamiento de los niños, las ganas de conocer, las ganas de saber, de ver cosas y de que se les explique lo que están viendo, ha puesto los retos más grandes en mí.

Javier también reconoce que la geografía cubana tiene metas por cumplir. En ese sentido, la investigación, la visualización de los resultados y el trabajo en conjunto es vital para trascender.

‘Los retos de los geógrafos cubanos en la actualidad son muchos. Hay muchas barreras que cruzar, muchos impedimentos que tenemos en estos momentos que han ido deteniendo, bajando la velocidad de las investigaciones que espero que poco a poco se puedan ir saltando estas barreras.

Javier inmerso en labores de investigación y recuperación del río Ariguanabo en San Antonio de los Baños.

«Desde el ámbito profesional, el reto más grande que tengo ahora es comenzar el doctorado y que debe ser en la línea del calcio, las investigaciones del medio ambiente calcio y eso es en lo que estoy enfocado en estos momentos y quiero ir poco a poco logrando».

Javier pone en alto el prestigio de la provincia en torno a la espeleología, la investigación y el trabajo comunitario. Sus aspiraciones están respaldadas por su entrega a la profesión, las horas y días en la montaña y la pasión por transmitir y educar.

Este premio dignifica el papel de la juventud cubana en un área imprescindible como lo es la ciencia y el reconocimiento al deseo indetenible de aportar.