El Generalísimo de la Carga al Machete

Cuando Máximo Gómez se incorporó al ejercito mambí, el movimiento revolucionario contó con un jefe militar extraordinario, capaz de enfrentarse al enemigo con grandes posibilidades de triunfo. Fue Máximo Gómez quien guió a los cubanos en la primera lección militar en la cual se aplicaron métodos del arte de la guerra que no se conocían: “La Carga al Machete”.

Mucho sabían los hombres a su mando de disciplina implacable.  Implementó una eficaz táctica de guerrillas que le dio el control de la región oriental de Cuba. Protagonizó diversos combates durante la Guerra de los Diez Años. Después de fracasada la contienda independentista, se mantiene en Honduras, y desde allí, apoya los preparativos de la Guerra Chiquita.

Llega una nueva etapa de lucha junto con Antonio Maceo y José Martí. El estallido revolucionario de 1895 lo pone de nuevo al mando de las tropas mambisas.

Como jefe militar en Cuba, Máximo Gómez hizo derroche de habilidad, constancia y decisión que eran reflejos de la prudencia, astucia y paciencia, bases fundamentales de su método de lucha.

Antonio Maceo lo engrandece diciendo: “¿No es el más capaz de todos, y el que ahoga la ambición mezquina con su gloria y con su espada, más grande y más brillante que todos?”.

Hazañas en el campo de batalla fueron muchas, momentos en los que  demostró que más que un general, era un Generalísimo.

De alguien tan grande en la contienda revolucionaria cubana se ha dicho mucho. Nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, destacó que “supo convertirse en hijo insigne y entrañable del pueblo cubano por derecho ganado en su lucha por la independencia de Cuba, a la que aportó su brazo y su machete, su genio militar y su coraje, un notable talento político y un profundo pensamiento revolucionario”.