26 de Julio: el principio de la victoria

Eran solo 135 los osados que guiados por Fidel asaltaron el Cuartel Moncada y tomaron el Hospital Saturnino Lora y el Palacio de Justicia en Santiago de Cuba. Al unísono, 28 jóvenes también se lanzaron a asaltar el cuartel Carlos Manuel de Céspedes en la ciudad de Bayamo.

Aquel día de 1953, antes de partir a la acción, Fidel se dirigió a los revolucionarios: “Compañeros: Podrán vencer dentro de unas horas o ser vencidos; pero, de todas maneras, ¡óiganlo bien, compañeros!, de todas maneras, el movimiento triunfará. Si vencemos mañana, se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el gesto servirá de ejemplo al pueblo de Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante”.

Y así fue, los sucesos del 26 de julio fueron el comienzo del fin de la tiranía en Cuba. A pesar de que no se logró ocupar las fortalezas y los atacantes fueron sorprendido por los militares, el hecho fue una victoria política, que dio a conocer al pueblo cubano la existencia de Fidel Castro y su grupo.

La respuesta del gobierno de Batista no se hizo esperar. El líder histórico de la Revolución denunciaría posteriormente el crimen: «No se mató durante un minuto, una hora o un día entero, sino que, en una semana completa, los golpes, las torturas, los lanzamientos de azotea y los disparos no cesaron un instante como instrumento de exterminio manejados por artesanos perfectos del crimen. El cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y muerte, y unos hombres indignos convirtieron el uniforme militar en delantales de carniceros«

Los crímenes cometidos contra los sobrevivientes, las torturas, los asesinatos y la represión aceleraron las condiciones para que se creara una nueva situación revolucionaria en el país, que culminó con el triunfo el 1 de enero de 1959.

Otro 26 de julio se posiciona en el calendario de los cubanos. Otra vez vuelven los recuerdos de aquella gloriosa gesta; y salen a relucir las palabras de Fidel sobre la importancia de esta fecha: “La gran lección del 26 de Julio es la importancia de las masas en la lucha, la importancia del pueblo en la lucha revolucionaria, y el valor de la constancia y la perseverancia en el esfuerzo. ¡No desalentarse ante ningún revés, ante ninguna dificultad! Y tal ha sido no solo la enseñanza del 26 de Julio, sino la enseñanza de toda nuestra historia: desde Céspedes, Máximo Gómez y Agramonte, hasta Martí y Maceo”.