En cada obra de Artemisa está Ciro

Entre esos hijos de Artemisa está Ciro Redondo García. Su nombre, después del triunfo revolucionario de enero de 1959, ha servido como símbolo para escuelas, hospitales…ahí está no solo su nombre también sus ideales, su espíritu.

Y no se usa su nombre solo como mero adorno de fachada, se usa su nombre porque así recordamos constantemente el valor de una vida entregada a la causa revolucionaria.

Usamos el nombre de Ciro Redondo para cuando alguien pregunte ¿porqué este lugar se llama así? Aprovechamos y contamos su historia, hablamos de Ciro Redondo, porque aún sin conocerlo personalmente, sabemos de sus hazañas, sabemos de su ímpetu, sabemos que su presencia inunda muchas de los logros de Artemisa.

Artemisa que es mía, es de todos; pero sobre todo es de Ciro.

Ciro Redondo fue un artemiseño que abandonó su tierra sin mirar atrás. No podía. No debía. Porque dejaba atrás su hogar, su familia, su estabilidad. Pero no fue en vano este abandono. No fue de esos hijos ingratos que se va porque quiere, fue un hijo que se fue porque el deber con su Patria era marchar hacia un destino incierto.

Un destino que lo llevó al cuartel Moncada, al Presidio, al desembarco del yate Granma, a la Sierra Maestra. Ahí donde demostró que era un verdadero Capitán de Pueblo.

Así lo recordamos, debiéndose a su pueblo, a nosotros. Y somos nosotros los que nos debemos hoy a él. Somos nosotros, hoy, los que continuamos su obra. Ojalá y en algún momento del camino podamos parecernos un poco a él.