Cada diciembre vuelve el glorioso desembarco

El desembarco del yate Granma el 2 de diciembre de 1956 se convirtió en una gran proeza de nuestra historia. Comenzaba una nueva etapa de lucha. A partir de ese momento inició la guerra de guerrillas en las montañas de la Sierra Maestra. Los expedicionarios no lo sabían; pero con su llegada comenzaría el principio del fin de la dictadura batistiana.

No se puede hablar del desembarco del yate Granma, sin contar sobre su angustiosa travesía. No fue fácil llegar desde México hasta Cuba. A propósito el Che escribió“(…) el barco presentaba un aspecto ridículamente trágico: hombres con la angustia reflejada en el rostro, agarrándose el estómago. Unos con la cabeza metida dentro de un cubo y otros tumbados en las más extrañas posiciones, inmóviles y con las ropas sucias por el vómito”.

El 2 de diciembre de 1956 a las 06:50 horas en una punta de mangle nombrada Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas (por  donde planeaban desembarcar) encalló el Granma, lo cual obligó a adelantar el desembarco.

Sobre el desembarco escribiría después el Che Guevara: “Quedamos en tierra firme, a la deriva, dando traspiés, constituyendo un ejército de sombras, de fantasmas, que caminaban como siguiendo el impulso de algún mecanismo psíquico”.

Los expedicionarios se introdujeron en la ciénaga, de la que les costó varias horas salir. Durante la marcha abandonaron la mayor parte del equipamiento. Aunque la aviación los sobrevoló, el mangle los mantuvo ocultos de la vista de los pilotos

Tres días después,  fueron sorprendidos en Alegría de Pío, donde habían acampado.  Sólo una veintena de hombres, encabezados por Fidel Castro, logró el objetivo de establecer un grupo guerrillero en las montañas que sería el núcleo del futuro Ejército Rebelde.

A partir de ahí se harían más grandes aquellos hombres. A partir de ahí se convertirían en leyenda los más valientes que peleaban entre sudor y sangre.

No pudo el mejor armamento militar derrotar a los revolucionarios porque ellos tenían la ventaja de luchar por una causa justa. Porque ellos representaban un pueblo oprimido que pedía a gritos ser liberado. Ese mismo pueblo que los apoyo y secundó siempre que fue necesario.

Hoy se cumplen 65 años de aquel glorioso desembarco, hoy nos queda un legado que debemos continuar, hoy nos toca aportar nuestro granito de arena para la construcción de una Cuba mejor.