Un pueblo llamado Fidel

Estos son tiempos de Revolución. Como el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz lo dijera hace algunos años “debemos cambiar todo lo que debe ser cambiado” por el bien de la Cuba actual, que sigue siendo la misma, pero con mayores retos.

Así, transformándose, busca la superación sin separarse de sus ideales; combate sin recurrir a los campos de lucha, y apuesta por el hombre nuevo sin miedo a los intentos subversivos de quién intenté dominar la soberanía de esta nación.

Fidel en su concepto de Revolución, dejó a manera de testamento la misión del cubano de hoy. Las complejidades no dejan de rodear a esta isla que desde 1959 alcanzó su independencia, pero el compromiso de defenderla, amarla y entregar lo más valioso a su justa causa si fuera necesario, se vivió desde mucho antes y 150 años después parece no desvanecerse. “La liberación, el progreso y la paz de la patria están indiscutiblemente unidos a nuestra concepción, a la liberación, el progreso y la paz de toda la humanidad”.

De Fidel aprendimos a crecer. No se puede edificar una sociedad justa si en el corazón de todos no vive la humildad, la solidaridad y el valor de un hombre que nos enseñó a ser libres e independientes.

No se harán grandes cosas sin tener de nuestro lado a los hermanos que apuestan por un mundo mejor. Tampoco podremos subsistir si no acatamos las alertas que tantas veces nos hizo, en múltiples escenarios sobre la ciencia, el medioambiente,la desigualdad, la pobreza y el engaño de las grandes potencias en contra de la Revolución Cubana.

Esta es una época que requiere de la inteligencia y el amor; dos valores por los que tanto insistió, al punto de implementar sistemas para que chicos y grandes lo profesaran. El amor lo compartimos con la solidaridad; nuestros médicos, maestros, deportistas… llega a cualquier región del planeta brindando oportunidades a aquellos que nunca pensaron dibujar una sonrisa en su rostro.

La inteligencia la vivimos a diario para que nadie venga a desvanecer las conquistas que fueron alcanzadas bajo fuertes dominaciones. Juntos, amor e inteligencia, procrean una tierra de esperanzas, donde no abunda el pánico y se puede echar a andar sin ningún tipo de peligros. Pero, ¿cómo responder a Fidel? De muchas formas que incluso pudiéramos crear las nuestras.

Hoy Cuba reclama el coraje para señalar lo mal hecho, la bravura para desmentir cualquier acusación, la integridad para desenvolverse ante las contiendas, la humildad para entender lo que sucede cerca y el orgullo para seguir avanzando.

Cuba es Fidel y su pueblo también lo es. Nos toca liderar el futuro, avancemos entonces sin tropiezos en aras de hacer de esta, la tierra más revolucionaria que ojos humanos hayan visto, como lo quiso el Comandante.