Enero de luz para toda Cuba
Aquel 28 que estrenaba el año 1853 La Habana recibió quizás al más encumbrado de sus hijos, aunque Enero volvería una y otra vez a regalarnos a un Martí épico en cada episodio de su obra y de su vida.
Apenas con 15 años, el 19 de Enero de 1869 publica su primer artículo político en el único número de El Diablo Cojuelo y tres días más tarde doña Leonor Pérez saldría desesperada en busca del joven Pepe, cuando varias escuadras de Voluntarios atacan el teatro Villanueva, donde se dieron vivas a la independencia de Cuba.
Y a la mañana siguiente el poema dramático “Abdala” aparece en el periódico La Patria Libre. También por estas fechas escribe el soneto “¡10 de Octubre!”, publicado manuscrito en El Siboney.
El 15 de Enero de 1879 es elegido secretario de la Sección de Literatura del Liceo de Guanabacoa y el 17 se encuentra trabajando en el bufete de San Ignacio No. 55 donde conoce a Juan Gualberto Gómez.
Iniciaba 1880 y José Martí se alojó en la casa de huéspedes de Manuel Mantilla, otro Enero especial que daría comienzo a una hermosa relación afectiva con la niña María.
El día 9 del mismo mes lo designan vocal del Comité Revolucionario Cubano, centro organizador y coordinador del movimiento insurreccional. Y ocho años más tarde, justo el 15 de Enero, el general Antonio Maceo le expresa sus criterios acerca de la mejor forma de organizar la guerra, le ofrece cooperación y su franca y cordial amistad.
También el primer día de 1891 marcaba pautas en su quehacer político y literario, pues aparece publicado por primera vez su ensayo “Nuestra América” en La Revista Ilustrada de Nueva York.
Un año más tarde, el día 3 de Enero presenta las Bases del Partido Revolucionario Cubano y sus Estatutos secretos.
Ya en 1895 cumple cuarenta y dos años el día 28 y el 29 resuelven dar la orden para el alzamiento en la isla, sería el último Enero del más universal de los cubanos, no imaginaba entonces que su obra tendría tal continuidad que en pleno 2019 Cuba espera el 24 de febrero para legitimar en referéndum constitucional la Ley primera de nuestra República, la misma que rinde culto a la dignidad plena.
