Orlandito, por siempre el primero

Nunca fue Orlando, siempre Orlandito, el muchacho que subió a la gloria olímpica en Múnich-1972, al vencer por unanimidad en la final de los 54 kg al mexicano Alfonso Zamora.

Orlandito batalló contra el Alzheimer en los últimos años de su vida, y aunque la enfermedad terminó por superarlo, su gallardo legado en el mundo del deporte de las 12 cuerdas permanecerá invicto para quedar con letras doradas en la historia del boxeo amateur.

Se va invencible y orgulloso, como cuando subió, en los primeros años de la Revolución, al lomerío de la Sierra Maestra, pues siempre quiso ser uno de los campeones del movimiento juvenil Cinco Picos.

Zurdo, con gran rapidez de piernas para golpear en la anatomía del contrario, cuando Orlandito estaba en plenitud física era difícil de superar. Fue un fiel defensor del estilo que ha impuesto la escuela cubana de boxeo en más de 50 años.

Además del pergamino olímpico, el peleador de la barriada capitalina de Juanelo se colgó varias medallas de oro, como la de los Panamericanos de México-1975, además de ser monarca nacional en varias oportunidades y en el Campeonato Internacional de Boxeo Giraldo Córdova Cardín.

La partida de Orlandito no se puede asimilar como una derrota. La enorme calidad, mostrada a lo largo de su trayectoria boxística, lo ubica entre las figuras icónicas del deporte que más lauros internaciones han entregado a Cuba. Su mano izquierda siempre será elevada en señal de victoria por regalar un oro que marcó un antes y un después en el movimiento deportivo cubano.

Tomado de RadioArtemisa.