Con Fidel de timonel

Esa sentencia paralizó, entre otros, a Arnaldo Rodríguez Silva, un muchachón alto con un oro en su palmarés, en Indianápolis ’87, en el cuatro sin timonel, solo que no estaba seguro de cumplir con la exigencia del Comandante.

“Nos dijo cosas que ni nuestros entrenadores nos habían dicho nunca: que descansáramos bien antes de la competencia, que pusiéramos música y nos relajáramos. Hablaba de biorritmo y de otros términos que denotaban mucha preparación en lo referente a nuestro deporte.

“Lo conocía desde nuestro oro en Indianápolis. Ismael Carbonell, Gilberto Friol, Alberto Torriente y yo terminamos casi desmayados, después de ganarles a los estadounidenses en su tierra… y Fidel siempre pendiente de nosotros. Luego fue a recibirnos. Allí lo tuve frente a mí por primera vez.”

Ya antes se había mostrado siempre preocupado por los remeros. “Preguntaba continuamente por las condiciones para entrenar, los botes, los remos… Gracias a él teníamos ya nuestro Canal de Remo; más que una escuela, una casa con un entorno natural envidiable para entrenar a diario”.

Quizás por eso les importaba tanto cumplirle. “Acuérdense de lo que dijo Fidel, repetíamos constantemente. Aunque la misión era difícil, Fidel lo había pedido, y eso significó un impulso extra”.

Ganaron, como ya lo habían hecho en otras modalidades, hasta completar las nueve medallas que obtuvo el remo en aquellos juegos memorables de La Habana ’91. Fidel fue el timonel invisible que dio fuerza a los brazos de aquellos muchachos para sacar el extra y vencer a los favoritos.

De Arnaldo son también otras tres preseas doradas de esos juegos. Una de ellas, la del doble con timonel (2+) junto a Yosvany Peña y Roberto Ojeda, le fue entregada precisamente por el Comandante.

Ligado a una familia de origen humilde, con mucha tradición deportiva, Arnaldo Rodríguez Silva es Gloria del Deporte Cubano. Acumula seis preseas de oro en Juegos Panamericanos, siete en Centroamericanos y del Caribe, y fue finalista en los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92, en la modalidad de dos con timonel.

“No era el mejor bote, incluso debí usar otro remo diferente al mío; aun así, logramos un quinto lugar, lo mejor que hemos hecho a ese nivel.”

Entre resultados y ganas de seguir haciendo por el desarrollo del remo en Cuba, en su mente siempre está el espacio para Fidel, el estadista que supo preocuparse también por la suerte de los remeros, ese que siempre se acercaba, con la mano y el abrazo, y preguntaba por la familia y por cuanto pudiera preocuparles o entorpecer el entrenamiento.

Tomado de ElArtemiseño.