Un canto de guerra que marcó nuestra identidad nacional

Como cubana aprendí a entonar el Himno Nacional desde pequeña. En cada matutino, la maestra insistía en la pronunciación y entonación correcta. Mientras crecía entendí el  significado de cada verso; que más que palabras eran  una incitación a romper con el yugo opresor.

El 20 de octubre de 1868, se cantó en Bayamo, primera ciudad libre de Cuba, el Himno Nacional. A partir de entonces sus notas presidieron todos los actos del movimiento independentista. Y llega hasta nuestros días como un símbolo de patriotismo.

El 22 de agosto de 1980, en reunión del Consejo de Ministros, se acordó  “reconocer  en el Himno Nacional de Cuba, nuestra Bayamesa, el símbolo en que se entrecruzan el sentimiento de amor a la patria y la decisión de combate, la expresión artística de ese acto cultural por excelencia en que el pueblo afirma y conquista su identidad plena, la guerra libertadora”. Y se instituyó el 20 de octubre como el día de la Cultura Cubana. Nuestro himno nos ha acompañado por más de cien años de luchas por la independencia. Y nadie duda que forma parte de nuestra identidad nacional; por eso toca honrarlo y respetarlo  junto a la bandera de la estrella solitaria y el escudo de la palma real.