Un adiós para la mujer arte

Pero quien ve en escena al ballet nacional, quien haya flotado en un gesto de Viengsay, quien viaje con Dany Hernández a un cuadro del renacimiento, quien conozca la historia de Carlos Acosta, quien sencillamente encuentre magia en cada joven baluarte de danza cubana, tendrá certeza de la mejor de las coincidencias con Alicia.

 

A ella pocos le recuerdan como Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo, sí, como la Prima Ballerina Assoluta y Directora del Ballet, como una de las  figuras más relevantes de la historia del arte a nivel mundial.

 

Y es que una muchacha de La Habana, caribeña y latina, demostró que la excelencia para la danza  no entiende de fronteras, ni de clases. Su talento y personalidad desmontaron los prejuicios de la época sobre los cánones del físico y el carácter a la hora de interpretar ballet clásico.

 

Fue así como Alonso abrió un camino para la irrupción en escena de muchos bailarines del Continente, como referenció a Cuba en los grandes escenarios del mundo, como brilló e hizo brillar con su eterno candil dentro y fuera de la casa.

 

 

En New York, en Europa, en La Habana y todo el orbe se le recordará siempre por la intérprete suprema de las grandes obras del repertorio romántico y clásico que fue. También trasciende por la fundación del Ballet Alicia Alonso, hoy Ballet Nacional de Cuba y por la lealtad sin límites a este país.

 

Aquí más que una hija ilustre es el rostro de la pasión por los sueños, el aplauso, la reverencia del alma ante cuanto valga la pena.