Hospital Pediátrico José Ramón Martínez Álvarez: Entre la atención y los cambios

Un ejemplo de lo anterior lo encontramos en el Hospital General Docente Comandante Pinares, en San Cristóbal, el cual no solo se recupera en tiempo record de las heridas provocadas por el sismo de junio, también destinó 152 camas en la recién rehabilitada cuarta planta del bloque de hospitalización para ingresar casos positivos a la COVID-19, graves y sospechosos.

Los niños constituyen uno de los grupos poblacionales más vulnerables a la pandemia, por ello el Hospital Pediátrico  José Ramón Martínez Álvarez, en Guanajay, único de su tipo en la provincia, transforma su interior para ampliar su capacidad de ingresos.

Medidas oportunas

La doctora Belkis Hernández Morales, directora del Hospital Pediátrico, recuerda que recibieron los primeros casos el 20 de marzo de 2020: eran niños positivos y de bajo riesgo, los de alto riesgo los trasladaban hacia hospitales pediátricos de La Habana y funcionaban los demás servicios.

Con el incremento de enfermos, el Ministerio de Salud Pública (Minsap) autorizó la reorganización de las especialidades para asumir niños de alto riesgo confirmados y sospechosos, proceso que inició en enero pasado.

De acuerdo con la doctora, el servicio de “Gastro” lo asumió el Comandante Pinares y las 12 camas de esa sala permitieron llegar a 48 para sospechosos; otras 48 completan la sala para positivos.

Agregó que la semana pasada se otorgaron a la provincia 50 camas en el Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País, en La Habana, para la hospitalización de niños enfermos de cero a tres años en la cual laboran personal del pediátrico artemiseño en el área de laboratorio y especialistas de la capital cubana.

La institución posee dos cuerpos de guardia: uno para pacientes con IRA y el otro para infantes sin sintomatología de la COVID, en tanto la sala de terapia dispone de un cubículo para estabilizar a pacientes que lo requieran.

Sobre el protocolo de atención precisó que una vez ingresado el niño recibe la primera dosis de interferón, aunque no esté el resultado del PCR, pues está demostrado que mientras más pronto inicie el tratamiento más rápido evoluciona el paciente.

Obras para hoy y el futuro entre reflexiones

La necesidad de garantizar el ingreso y la atención a niños confirmados y sospechosos de alto riesgo requirió reorganizar los servicios y en consecuencia adecuar las salas de Miscelánea y “Gastro” así como el local para el descanso de los médicos, tareas que asumen una brigada de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de Construcción y Manteniendo de Guanajay y la de mantenimiento del centro.

Pablo González Machado, jefe de la brigada de la mencionada UEB, refirió que cuentan con los materiales a pie de obra, mientras Raúl Martínez Núñez, jefe de la brigada de mantenimiento, resaltó la calidad de los trabajos.

Martínez Núñez también ponderó el esfuerzo de los constructores, pues no se trata de levantar nuevas paredes y baños, sustituir carpintería, redes eléctricas e hidrosanitarias, sino de transformar espacios de un inmueble del siglo XIX que respondan a las exigencias de la atención médica actual.

Se estima que las obras concluyan este mes y aporten 30 nuevas camas (también cunas), aseguró Belkis Hernández Morales, quien enfatizó en la responsabilidad del personal del hospital y de los pacientes con su cuidado. 

Para Yoaris Martínez Brito, residente de tercer año en pediatría, asistir a niños con la enfermedad le ha permitido aprender de la pandemia y de los padres.

Por su parte, Yandira Hernández Alemán, especialista en pediatría, coincide con su colega en que el incremento de niños lactantes con la COVID-19 se debe, en gran medida, a la falta de percepción de riesgo de los padres.

El personal del hospital José Ramón Martínez ha atendido 748 confirmados, 1084 sospechosos y, aunque ha lidiado con casos críticos, ninguno ha fallecido, lo cual no es obra de la casualidad, sino del amor a la profesión.

Hoy el centenario hospital de Guanajay transforma su interior para facilitar la atención pediátrica; las salas renovadas serán testigos de miles de historias que mezclarán desespero e incertidumbre, también lecciones de altruismo y solidaridad.   

Tomado de ElArtemiseño.