Artemisa hoy recuerda a uno de sus hijos

Díaz Laborit, fue un joven militante que no vaciló un instante en dar el paso al frente como piloto de aviación.

 

Este consagrado y valiente artemiseño nació el 10 de marzo de 1957, hijo de una familia humilde y el mayor de cuatro hermanos.

 

Inició estudios primarios en la escuela Ismael Ricondo, ubicada en el barrio “El Cuzco”, en el municipio de Candelaria, otrora provincia de Pinar del Río y hoy localidad perteneciente a Artemisa.

 

En el 1972 Guillermo Díaz Laborit se traslada a Artemisa para vivir con una tía, en el Reparto Toledo, en busca de matricular en  la enseñanza media, realizando estos estudios en la Escuela Secundaria Básica Urbana “Eduardo García Lavandero”, de la ciudad capital.

 

Ya a finales de 1975 ingresa en el tecnológico “Vitalo Acuña” del Cotorro, en La Habana. Y meses antes de graduarse en 1978 , fue seleccionado por el entonces Ministro de la Fuerzas Armadas Revolucionarios, hoy presidente de los Consejo de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, junto a otros alumnos del tecnológico, para estudiar aviación en la ciudad Ucraniana de Kiev, en la antigua Unión Soviética.

 

Guillermo Díaz Laborit, en 1981 se gradúa e inicia su vida militar en la Base Aérea de Cienfuegos, pero a los pocos meses de estar en ella, viaja nuevamente a la Unión Soviética  para estudiar mecánica de aviación y posteriormente regresa a Cuba para su incorporación a la lucha.

 

Fue así que sin aún cumplir un año de estancia en la Patria, acepta cumplir misión internacionalista en la República Popular de Angola, la que concluye  en 1986, su primera misión internacionalista.

 

Luego se  incorpora nuevamente a su Base Aérea en Cienfuegos.

 

Es el  21 de octubre de 1987  parte Guillermo Díaz Laborit,  nuevamente hacia la República Popular de Angola, a cumplir su segunda misión internacionalista, donde participó en el combate de Cuito- Cuanavale, enfrentando allí a las tropas sudafricanas, en defensa del pueblo angolano.

 

Los restos del destacado hijo de Artemisa descansan para la posteridad en el panteón de los caídos por la defensa, en la cabecera provincial.

 

Este es un ejemplo de la entrega y lealtad a la Patria de los jóvenes artemiseños, de donde partió el mayor grupo de asaltantes al Cuartel Moncada aquella mañana de la Santa Ana con Fidel al frente para conquistar la libertad y la dignidad de la obra que hoy disfrutamos: la Revolución.