Nicolás Guillén en la cima de la poesía cubana

Guillén es también ejemplo del proceso poético del período pos vanguardista. Su figura y obra, marcadas siempre por la implicación en el contexto social y político transcendieron hasta convertirse en referencia imprescindible de la poesía latinoamericana contemporánea. Fue un incansable creador y cultivador de la palabra. Su quehacer como hombre de letras va desde el periodismo hasta la poesía, incluyendo además composiciones musicales de corte poético.

Hombre incansable que colaboró en casi todas las publicaciones periódicas cubanas y en las más importantes del extranjero. Desde su juventud participó intensamente en la vida cultural y política cubana, lo que le costó el exilio en varias ocasiones.

A pesar de permanecer por varios años fuera de Cuba, a su regreso alternó sus funciones de dirigente intelectual con su pasión por la escritura. Desde 1961 año en que fue creada la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Guillén fue elegido presidente, cargo que ocuparía hasta su muerte.

Entre sus principales obras se destacan Negro bembón, Palma sola, Poemas de transición, El gran zoológico, Motivos de son y Sóngoro cosóngoro.

De Nicolás Guillen Miguel Barnet dijo “No tuvo que esperar a que ningún decreto lo nombrara poeta nacional, fue el pueblo quien le otorgó ese don para situarlo en el registro de los clásicos, en el ámbito de la eternidad”.

A veces tengo ganas de ser un cursi
para decir: La amo a usted con locura.
A veces tengo ganas de ser tonto
para gritar: ¡La quiero tanto!
A veces tengo ganas de ser un niño
para llorar acurrucado en su seno.
A veces tengo ganas de estar muerto
para sentir, bajo la tierra húmeda de mis jugos,
que me crece una flor rompiéndome el pecho,
una flor, y decir: Esta flor,
para usted.

«A veces»