Magisterio: oficio de buena voluntad y amor

Educadores y agradecidos a su labor se tomaron un tiempo para evocar la obra de quienes dignificaron la profesión y ya no están. Se escuchaban una y otra vez los nombres de Hilda Lima Martínez, María del Carmen Díaz Jacinto, Alfonso Ramiro González, Julián Díaz Tomé (La mula), Ricardo Manuel Tomé y Justo Cruz Charlón.

Las lecciones que han aprendido unos de los otros, las historias sobre vivencias inigualables, la emoción de los familiares presentes, de los amigos, la memoria y el recuerdo infinito.

El intercambio fue también espacio para poner en valor la hazaña de los alfabetizadores, la bondad y las cualidades humanas de las figuras que se honraban, sus capacidades para el liderazgo y el tino de saberse poner en el lugar de los otros.

En amar lo que se hace está la clave, ellos lo demostraron, porque es el magisterio un oficio de esos dónde más se precisan los afectos, el sentido común y la buena voluntad.