Herencias de Celia

Hoy podemos disfrutar de una libertad que mucha sangre les costó a generaciones pasadas. Hombres y mujeres de pueblo, sencillos; cuyo único afán era la construcción de un mejor país, de una sociedad más justa…sin dictadura, donde cada niño pudiera ir a la escuela sin importar si provenía de una familia adinerada o no.

Nuestras generaciones pasadas alzaron la voz reclamando derechos, buscando una mejoría que no apareció, fue entonces que el reclamo se convirtió en lucha armada.

En esa lucha estuvo Celia Sánchez Manduley, una mujer, una cubana heroína de la Sierra y el llano, símbolo de cubanía y humanismo.

En una ocasión Fidel la describió como “Una mujer muy valiente, muy firme, muy inteligente para escapar de la persecución, la mandamos a venir para protegerla, para que estuviera aquí en la Sierra Maestra; eran muy difícil en las condiciones de persecución que permaneciera en la ciudad; los primeros auxilios, en abastecimiento, en dinero, como llegaron a la Sierra Maestra, información y estuvo varias veces hasta que ya vino definitivamente”.

Celia se incorporó al Movimiento 26 de Julio en su natal Manzanillo. En marzo de 1957 se traslada a la Sierra Maestra para formar parte del Ejército Rebelde. Siempre junto a Fidel asumió la función de organizar la logística rebelde: armas, proyectiles, comida, ropa, medicinas y otros artículos para la lucha.

Luego del triunfo de la Revolución, Celia se convierte en heroína de la paz y, siempre trabajando en proyectos que favorecieran al pueblo; ese fue su gran legado para nosotros, su gran herencia.

Armando Hart Dávalos, expresó: “Celia era y será siempre para todos sus compañeros, la fibra más íntima y querida de la Revolución Cubana; la más entrañable de nuestras hermanas. La más autóctona flor de la Revolución”.