Gimnasio de boxeo y buena voluntad

Un profesor llega a la instalación en su carro particular lleno de niños a los que fue a buscar uno por uno a sus escuelas, o a una gloria deportiva le parece insignificante viajar todos los días de Candelaria hasta San Cristóbal, si sus saberes ayudan a materializar las ilusiones de campeones nuevos.

Para ratificarlo, asegura Ramón Gil Vargas: “Yo lo llevo en la sangre, siempre me ha gustado el boxeo y me he dedicado a él. No he tenido hijos varones, pero los niños que están aquí son como mis hijos y cuando uno ve que las nuevas generaciones salen adelante, eso satisface mucho”.

Así otro profe, y otro y otro tienen muy clara la misma respuesta: – “Mire periodista, esto es lo que hemos hecho mucho tiempo, lo que aprendimos de nuestros formadores y agradecemos, lo que nos hace sentir bien”.

Son de los cubanos imprescindibles y tienen nombres y apellidos: José Luis Rivero Rivera, Ramón Gil Vargas, Sergio Martínez Álvarez y Silvestre Silvio Arrebato; cada uno con 24 niños a cargo para entrenar, además de la atención y el trabajo con aficionados al deporte de otras edades.

Da gusto presenciar la clase y vivir la emoción de la despedida: saludos y entusiasmos como entre padres e hijos.

Hablamos de un gimnasio sede de no pocas competencias provinciales, entre los tres de este tipo en Artemisa, es el único con gradas por la autogestión de sus anfitrionas, la constancia de mantenerlo siempre en buen estado y la calidad de la práctica cotidiana.

Luego, pero lo mejor de todo, es el resultado de tanta buena voluntad: el aprendizaje de los niños, la pasión, la disciplina, la energía y los detalles que marcan las diferencias. Allí está Gil, con esas cuatro letras sobre el uniforme en su espalda, por ellas suspiran quienes reparan en lo que entraña representarlas algún día, mientras el hombre que merece llevarlas ajusta los guantes y la cabecera a cada promesa de boxeador que sube al ring.

Desde hace 12 años, los cuatro profesores trabajan con infantes y adolescentes para desarrollar en ellos la técnica y habilidades que requiere la  disciplina y pudieran convertirles en atletas de alto rendimiento.

Aquí entrenan más de 100 pequeños aspirantes de todas las categorías infantiles, desde la 9 y 10 hasta la 15 y 16, además de la juvenil.

Nosotros hacemos las captaciones, vamos a las escuelas ya con un convenio hecho entre el combinado y educación, captamos a los niños que estén interesados en practicar el boxeo y tengan las condiciones necesarias, en las primarias y secundarias porque tenemos categorías pioneriles y escolares. Y algunos padres vienen al gimnasio cuando sus hijos desean acercarse a este deporte”, comenta Silvestre Silvio Arrebato, entrenador.

Se trata de un área deportiva muy estable con la obtención del primer lugar provincial durante 8 años y aportes sostenidos a las competencias nacionales.

A cada logro contribuyen las familias de los pupilos y el combinado deportivo urbano por la atención y el apoyo.

Han soñado y gestionado poner al sitio el nombre de Ángel Milián, un grande del deporte de los puños en el país y la localidad.

Por su parte, José Luis Rivero Rivera, otro de los entrenadores afirma: “Nosotros fuimos los primeros atletas de aquí de este gimnasio y según el legado que nos dejaron nuestros profesores como Julián Basilio Reinoso (el contento) debemos seguir sacando atletas y creando campeones”.

Mientras, ampliaba Silvio Arrebato: “Pese a la escasez que tenemos de medios y para contrarrestarlo, hacemos un trabajo por estaciones donde participamos los cuatro entrenadores; nos ponemos cada uno en distintas áreas: uno sobre el ring, otro frente a los aparatos y siempre hay dos dando la escuela del boxeo, los primeros pasos en cuanto a posiciones de combate y desplazamientos. También somos nosotros mismos quienes pintamos el gimnasio y reparamos todo lo que se rompe, muchas veces con la ayuda de profesores de otros deportes”.

Los profesionales del Gimnasio municipal de San Cristóbal y sus muchachos celebran ahora, además de la buena noticia de aportar seis nuevos estudiantes a la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE), tener la sede de las competencias provinciales en la categoría 11 y 12.