Cuidar al crazón, vivir con sentido
La hipertensión, el colesterol alto, el consumo de cigarro y tabaco, la ingestión de alcohol, la escasa alimentación con frutas y verduras y la obesidad, entre otros estilos de vida, representan una amenaza para la salud del corazón
No es suficiente reflexionar al respecto, la prevención y control de las patologías del corazón a través de una conducta adecuada e intervenciones poblacionales efectivas, son maneras de cuidar la vida y el bienestar.
El sistema de salud cubano, que tiene como base a la atención primaria, promueve la cultara de la prevención y ha brindado conocimientos y herramientas para tomar decisiones favorables.
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en Cuba y en el mundo, una alerta para que pongamos en valor la pertinencia de establecer hábitos sanos con ciencia y conciencia.
Realizar controles periódicos, pesquisas de factores de riesgo a la población, promover un peso corporal adecuado, garantizar tratamientos farmacológicos y no farmacológicos a los pacientes, son medidas que no siempre se cumplen en la actualidad.
Algunas acciones preventivas o de control, dependen solo de nuestra voluntad, entre ellas: la práctica de ejercicios físicos, la cultura alimentaria, el abandono de los habitos tóxicos como el alcoholismo y el tabaquismo y auxiliarse de la atención médica especializada.
Otras, precisan de recursos como medios diagnóstico, medicamentos, materias primas, insumos e infraestructura; que en medio de la crisis económica ya no están del todo accesibles. El estrés cotidiano también atenta contra la protección al sistema cardiovascular y la salud, en general.
Tradicionalmente, la atención a los problemas cardiovasculares ha sido una prioridad, siempre objeto de la voluntad política del Estado. Existen en el país programas y subprogramas nacionales de salud pública encamoninados a prevenir y manejar enfermedades del corazón y sus factores de riesgos que incluyen la detección precoz de anomalías congénitas cardiovasculares y hasta prenatales. Las escaseces comprometen hoy estos resultados, con el bloqueo económico como causa mayor; no la única.
Los infartos de miocardio y los accidentes cerebro vasculares se cobran más de 17 millones de vidas al año. Y se estima que la cifra ascenderá a 23 millones para el año 2030. Pero podemos hacer un cambio positivo y cuidar nuestro corazón y el de nuestros seres queridos. Conocer los riesgos y evitarlos puede salvar, salvarte, salvarnos.