Cuando las redes «se enredan»

Los “enredos en las redes” siguen emergiendo en la internet con el tráfico, las visitas y los clic. A pesar de las experiencias negativas que se sobran y no dejan de sorprender al resto, algunas personas desafían cualquier escenario virtual para compartir sus contenidos en el ciberespacio e inmiscuirse en esta novedosa sociedad de consumo que exige cultura digital y destreza.

Pero más allá de los “pros y los contras” que de costumbre conocemos sobre la red de redes, una poderosa y compleja interacción se desata detrás de las pantallas de nuestros dispositivos: las fake news, noticias falsas que se difunden con la voluntad deliberada de engañar y que se consideran especie de cáncer de la web gestadas por Google y Facebook.

En el actual contexto político que viven países de Latinoamérica –incluida Cuba, las fake news buscan sembrar dudas o crear realidades para influir en las personas. Se montan especies de “obras de teatros y shows” capaces de cambiar la realidad en una cuestión política, nada objetiva y sí llena de ficción. Es entonces cuando la cultura del “todo gratis” que ha impuesto la internet ataca y las noticias falsas se diseminan con el objetivo de manipular la opinión pública. ¿Y quién provoca este fenómeno?, ¿cómo darnos cuenta de que estamos consumiendo fake news?… ¿qué hacer para defendernos?

Las mentiras siempre tienen patas cortas, cuanto más viral se vuelve una noticia más dinero gana su autor y menos recibe quien la cree. Estar atentos en todo momento y buscar la veracidad en el sitio idóneo puede ser la mejor manera de no caer en la trampa. Recordemos los anuncios que el gobierno de Trump llevó a las redes sobre posibles ataques sónicos a funcionarios de la embajada norteamericana en Cuba, las invenciones respecto a la seguridad de turistas que visitan la isla o esas que complejizan sucesos en nuestros barrios, centros de trabajo y la comunidad.

Para nadie es difícil crear un perfil en Facebook, X (Twitter) o WhatsApp e inmediatamente ponerse a difundir la información que desee; ya todo el contenido no está solo en los medios de comunicación, sino que buena parte de ellos residen en la internet de una forma mucho más repartida e influenciada por la conocida “dictadura del clic” que al parecer no tiene frenos.

La mayor parte de los internautas apenas disponen del tiempo, las herramientas o las ganas de contrastar la información que toca a sus puertas. Por esa actitud sucede que dan por cierto cualquier contenido, se conforman y vuelven a ser carnada de esos que se aprovechan de la crisis para generar picos enormes de tráficos en la internet. No lo digo yo; Ignacio Ramonet advertía que informarse cuesta. Años atrás las personas tomaban un tiempo para leer el periódico, mirar el noticiero de la televisión o escuchar la radio, pero ahora, con la epidemia de las redes sociales no persiguen la información, sino que la información los persigue a ellos. 

The Sun, un periódico de Nueva York de corte conservadora, publicado desde 1833 hasta 1950, informó acerca de una supuesta civilización en la Luna, noticia de la que, sorprendentemente, nunca se retractó. Esto se conoce como una de las Fake News más grandes de la historia

Antes de dar el clic o presionar el botón aceptar, actualízate y cambia tu mentalidad. Las fake news se alimentan del engaño por lo tanto lea la noticia entera, no solo el titular; investigue la fuente; busque también los datos y números citados; compruebe la fecha porque publicar viejas noticias no significa que sean relevantes para hechos actuales; haga click en los enlaces; compruebe la existencia de datos que avalen la información; y desconfíe.

Esta nueva tendencia te debe importar. Según el profesor estadounidense Sam Wineburg «los jóvenes pueden ser nativos digitales y aun así caer en la trampa. La gente confunde las capacidades para usar la tecnología con la sofisticación necesaria para entenderla», más claro ni el agua; creer que somos sabios en las redes no sirve de nada porque simplemente nadie lo es.

La mentira está en el sitio que menos pensemos. De pequeños jugábamos a decirlas a nuestros padres o amigos, pero las cosas han cambiado, hoy con las redes sociales su difusión es masiva, a una máxima velocidad de transmisión. Se ha vuelto terrible amenaza para los pueblos y el propio individuo.

Estamos convencidos de que la batalla nos corresponde a los medios de comunicación… confiar en lo irreal significa cuán propenso puede estar el ser humano ante las manipulaciones de los “populares” hackers, trolls, servicios de inteligencia y otros actores.

¿Más mentiras?, ¡no hacen falta! Si en unos minutos, después de leer mi comentario suena alguna notificación en tu celular o computadora y recibes alguna noticia sugiero que la verifiques, no seas un vector más de los antifaces propagandísticos de moda.