Arelis: una mujer de cultura

Buscando la manera más coherente para hablar de la cultura decidí llegar hasta un sitio de referencia. Allí ocurren cosas increíbles; no hacen falta grandes inventos o presupuestos. Ellos lo tienen todo resumido en el amor a la escena, el respeto a su público y el sentido que consuela el alma cuando los rojos telones se abren y aparecen las luces. Ellos sonindiscutiblemente son Los Cuenteros de San Antonio de los Baños, y Cuba.

Ahora pudiera referirme a muchos: los que dieron la arrancada, los que ya no están e incluso los que aún permanecen a pesar del tiempo. Pero en esta entrevista “casual”, traspapelada y escondida en viejos archivos Arelis Monzón demuestra que veintisiete años despertando muñecos significan el sacrificio de su vida, la entrega sin explicaciones…la razón de su ser.

¿Cómo llega Arelis a la escena?

– «Puede que sea como otros tantos. Comencé en el movimiento de artistas aficionados. Me gustaba mucho el teatro, al punto de estudiarlo, leer libros sin parar, visitar instalaciones donde se promoviera y permitirme estar sentada frente a los grandes, tanto del municipio como fuera de él. Recuerdo con cariño al maestro Miguel Miqueli que estaba al tanto de los jóvenes del territorio. Nosotros teníamos mucho teatro y lo disfrutábamos demasiado. Mi familia no tenía nada que ver con la escena; mi padre era militar y mi madre ama de casa. Desde la escuela me interesó este mundo, emprendí a prepararme porque sabía lo que quería y para que comprendas, hace veintidós años soy actriz de la compañía de teatro para niños Los Cuenteros.»

Muchos títeres nacieron de las manos de Arelis. FOTO: Cortesía de la entrevistada

Los Cuenteros son muy cercanos a los niños, a la gente, a los barrios…acaso te motivó ese rasgo que los define entre tantos.

– «Me motivó y me atrapó. (Sonríe) Era bello cuando llegaban a las escuelas con sus muñecos, sus bailes y canciones. Los niños amábamos a la compañía, la seguíamos en la medida de las posibilidades. Yo decía, bien bajito en mi interior: Si pudiera ser parte de ellos, y de la noche a la mañana soy una más, soy miembro de una familia juguetona.»

¿Por qué trabajar para los niños?

-«Si decidí entrar compañía, mi público diana obligatoriamente tenía que ser los niños. ¿Quién desconoce que son los más agradecidos? Contarles una historia por muy relevante que sea es adentrarse en un mundo asombroso. Buscamos cómo hacerles felices, por eso trabajamos a diario y estrenamos cada año –aunque sea corriendo. Sin los niños jamás sería igual el regocijo de Los Cuenteros porque hoy nos hacemos pasar por lo que un día fuimos, pensamos qué nos gustaría, imaginamos ese personaje y así construimos los aplausos finales de cada presentación.»

Arelis encontró en Los Cuenteros un vínculo directo y eterno con los más pequeños del hogar. FOTO: Cortesía de la entrevistada

¿Cómo valoras la familia de cuenteros, ahora que eres parte de ella?

-«Desde el inicio mi compromiso fue un pacto moral con Julio Capote y Félix Dardo, dos grandes del Mimo cubano, de quienes aprendí. A Graciela Gonzáles le debo la alegría; ella siempre está con la pastilla si te duele la cabeza o la aguja si se te descoció el pulóver, sin dejar de admirar la magia que salta en su interior. Malawi es como “ponerle la tapa al pomo de la mejor manera”. Ella respeta mucho la tradición del grupo; se esfuerza por mantener dinámicos los casi cincuenta años de creación, mediante la sabiduría y entrega que la distinguen.  Creo que juntos son el lazo de la compañía, del cual somos un pedazo. El mismo lazo que nos aprieta, nos compromete y nos hace útiles.»

¿Qué demanda el teatro cubano de estos tiempos?

-«Apoyo, entendimiento, mayor promoción y buenos profesionales. Sabemos que existen limitaciones, necesidades, pero los niños – en nuestro caso, no entienden de tales cosas. El teatro de estos tiempos exige dedicación. Para descubrirlo hay que sentirlo. Yo soy una mujer de cultura y de teatro, y te digo recibir la gratitud de tu público, el espíritu.»