Girón es siempre

Aquella vez, el sonido de los aviones vino a rasgar un cielo donde ya la luz del sol tenía significado.

Vinieron a empañarnos la construcción de la belleza, y encontraron un caimán atrincherado en el amor, y una revolución que no sería entregada bajo ningún concepto porque la sostenían manos rebeldes y milicianas. Las mismas manos, antes adoloridas de miseria y tiempo muerto.

No había en el enemigo honor alguno. Mercenarios de cuellos almidonados se negaban a abandonar el negocio de la explotación y en otro idioma se orquestaron la ignorancia de un Baraguá de Mangos cada vez más altos.

Girón se vistió de pueblo y la unidad parió victorias y alegrías; y rostros jóvenes marchando en el orgullo de que no pasaron los poderosos, y un poder distinto se levantaba en la nación: el poder de la justicia.

Los campesinos se fueron a Girón, los estudiantes, los hombres del barrio y los obreros se fueron a decir que no sería posible una invasión distinta a la de enero, una que no trajera para todos el derecho y el futuro.

La trinchera de Girón se hizo más grande y hoy sigue derrotando con su ejemplo. Continúan los disparos contra el odio. Hay un mundo en peligro, y por suerte, una Cuba donde no cabe le miedo, donde Girón es siempre.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.