Victorias: cada abril dedicadas a Vilma

Hoy miramos atrás y vemos un inmenso camino recorrido, un camino que nunca fue llano. Un camino que estuvo siempre lleno de obstáculos para quienes, con manos suaves, cargaron también el fusil. Para quienes las adversidades de la Sierra pasaron inadvertidas.

Miramos atrás; pero también estamos llenos de esperanzas por nuestro presente, y mejor aún, por nuestro futuro de conquistas para el bien de todos.

Por eso, donde quiera que esté Vilma Espín, nos verá orgullosa.  A pesar de los golpes de la pandemia, necesitamos celebrar sus 91 abriles. ¿Por qué? Pues porque no existe un solo niño al que se le haya cerrado las puertas de un círculo infantil. Porque, aun con las adversidades económicas, las madres trabajadoras entregan a sus hijos con la certeza que serán bien atendidos. Para eso luchó Vilma.

¿Para qué hablar de medallas y condecoraciones?  No es preciso. Solo basta mirara a nuestro alrededor y comprobar la presencia de la mujer cubana en cada espacio de la sociedad. Basta con descubrir rostros femeninos en cada industria, puerto, carretera, ejército. Así nos enseñó Vilma. A valernos por nosotras mismas. A olvidarnos de prejuicios y seguir adelante. A sentirnos útiles dentro del hogar y fuera de él. Nos inculcó a ser madres decididas, tiernas. Madres que pueden cargar en un brazo  a su hijo y en otro un libro para la superación profesional.

Entonces agradecemos que aquél 7 de abril de 1930, Cuba te haya recibido como una de sus hijas más valientes, como una guía de generaciones, como una guerrera. Todos las flores de abriles para ti Vilma, o mejor aún, todas nuestras victorias para ti.