Las Terrazas: una comunidad de vida y esperanza +(Fotos)
En el corazón verde de Artemisa, donde la Sierra del Rosario despliega su manto de vida, late un milagro sostenible: Las Terrazas.

No es solo un destino turístico; es un abrazo entre el hombre y la naturaleza, una comunidad rural de mil almas que florece a orillas del serpenteante río San Juan.

Estas 5000 hectáreas de esperanza son la prueba viva de que la tierra, maltratada, puede sanar… si se le da la mano con respeto. Pero esta armonía tuvo un origen dramático.

Durante siglos, la codicia colonial marcó a fuego el paisaje: minas de cobre voraces, hachas despiadadas talando bosques, plantaciones cafetaleras exhaustivas dejaron la tierra desnuda, herida, convertida en un desolado paisaje lunar.

La Sierra del Rosario gemía bajo el peso de su propia ruina. Hasta que llegó la luz… En 1971, un proyecto visionario de la UNESCO sembró la primera semilla de cambio: convertir esta cicatriz en una Reserva de la Biosfera. El objetivo era revolucionario: tejer de nuevo el vínculo roto entre las comunidades rurales y su entorno sagrado. Nació entonces el complejo turístico Las Terrazas, un modelo pionero de desarrollo sostenible que puso la vida comunitaria en el centro.

La economía giró con suavidad, pero con firmeza hacia los servicios, hacia un turismo ecológico con raíces y conciencia.

Surgieron, integrados en el paisaje como frutos maduros: el emblemático Hotel La Moka, elegante vigía entre las copas de los árboles, restaurantes que saben a tierra fértil, cafeterías con aroma de futuro, salas de rehabilitación donde el bienestar se funde con el murmullo del bosque.
Hoy, Las Terrazas es mucho más que un lugar: es un acto de fe en el equilibrio. Es la historia de una tierra que se vistió de verde otra vez gracias a manos que cuidaron, no que explotaron.

Es el triunfo de una comunidad que no solo vive en la reserva, sino que es la reserva misma sus 1,000 habitantes, guardianes orgullosos de este legado.
Cada sendero recorrido, cada mirada asombrada ante la biodiversidad recuperada, es un homenaje a esa utopía sostenible hecha realidad en el alma occidental de Cuba