UEB Planta de Incubación Eduardo García Lavandero: Sin descanso, bajo cualquier circunstancia

María Esther Soto Montero acumula 35 años en la planta conocida como La incubadora de El Porvenir, por estar cerca de esa comunidad ubicada entre Artemisa y Guanajay. A los 20 abriles de entonces, nunca imaginó cuánto le fascinaría el trabajo en ese lugar.

Le entusiasma sobre todo el sexado (clasificación del sexo de las aves recién nacidas, por el emplume rápido), actividad en la cual se desempeña desde hace dos décadas.

Esther se siente contenta con sus compañeros, quienes conforman un colectivo alegre, entregado y servicial, de modo que aspira a jubilarse en la planta, entre el blanco de los huevos, el amarillo de las pollitas y el verde exorbitante del entorno.

Responsabilidad

Niurka Periaña Llanes, jefa del área de incubación, explica que la jornada inicia sobre las 7:30 a.m. y concluye a las 4:30 p.m., a veces más tarde. Y, como decimos los cubanos, llueva, truene o relampaguee, no pueden faltar.

“Los huevos se fumigan cuando llegan a la UEB, se emparrillan en los carros y, según corresponda, se depositan en la nevera o en las incubadoras. Después de introducirlos en las incubadoras, se vuelven a fumigar antes de las 96 horas”.

Son procedimientos que requieren mucha atención para evitar pérdidas de huevos y afectaciones a la eficiencia, destacó la también técnica de nivel medio en Veterinaria.

El centro cuenta con 37 máquinas (30 incubadoras y siete nacedoras) de fabricación china, con capacidad para cuatro carros y 19 200 huevos. En las áreas de incubación y nacedoras se define el cumplimiento del plan, responsabilidad de los jefes de áreas y operadores.

Joan Pérez Díaz, de 29 años, tiene dos de experiencia como operador. Para eso, debió pasar un curso. “Créame, periodista, hay que estar muy atentos a las incubadoras para mantener los parámetros de temperatura, humedad (a fin de evitar pérdida de peso), ventilación y volteo”.

Si de innovar se trata

Marcos Sánchez Soto es doctor en Medicina Veterinaria, acumula 33 años vinculado a la avicultura artemiseña y los tres últimos como director de la UEB.

Esta responsabilidad ha sido un gran estímulo para él. Se siente útil. Le llevó a apropiarse de nuevos conocimientos para ser mejor profesional, y reconoce que siempre hay algo nuevo que hacer.

Cuenta Germán Ramón Paula, ingeniero eléctrico y jefe del grupo de desarrollo, que las incubadoras tienen 16 años de explotación y, gracias a una idea del director, consumaron una innovación que ha permitido sostener el funcionamiento de la planta.

Germán comprueba los datos que ofrece la máquina

“Se trata del cambio de tecnología del humidificador de las incubadoras de rodillos con discos sintéticos, por paletas de plástico reciclado, lo cual ahorra unos 7 200 dólares por la sustitución total de los discos, y recuperar cinco incubadoras que perdían de generar 141 857 pesos cada 21 días, por concepto de pollitas dejadas de producir.

“La innovación aumenta la vida útil de los motores de humedad, cajuelas y correas, al tiempo que humaniza la labor de mantenimiento, pues la limpieza de los discos resulta muy engorrosa”.

Hasta detuvieron máquinas en ocasiones por falta de bandejas de nacimiento. Y el problema derivó en otra innovación, consistente en adaptar cajas para el traslado de huevos en este tipo de bandeja, junto a transformaciones en los carros para alcanzar la cifra de huevos requerida por máquina, relata Ramón Paula.

El control del funcionamiento de incubadoras y nacedoras es vital. Por eso cada semana se comprueba la información que ofrecen el display de la máquina y los instrumentos de medición, destaca Germán.

Orgullo de la avicultura artemiseña

Cuba cuenta con siete plantas de incubación para la producción de pollitas de reemplazo de ponedoras; sobresale la de Artemisa (creada en 1976), por mayor potencial, gracias a sus 30 incubadoras.

Según el director de la UEB, este año deben producir dos millones 817 300 pollitas, para lo cual deben incubar ocho millones 25 600 huevos. Ya sobrepasaron en 75 000 la cifra de pollitas pactada para el primer semestre, y cumplieron los indicadores de huevos incubados, nacimientos de primera, porciento de primera y pollitas ubicadas.

Sánchez Soto refiere que reciben huevos de tres UEB reproductoras de la provincia, de Pinar del Río y de Villa Clara, en tanto han ubicado pollitas en Mayabeque, Isla de la Juventud, Pinar del Río, Las Tunas y la propia Artemisa.

Pero les golpea la carencia de rodamientos y correas de los ventiladores de las máquinas, advierte, razón por la cual hay tres incubadoras y dos nacedoras fuera de servicio.

Preocupa a los 60 trabajadores (27 hombres y 33 mujeres) la baja remuneración por concepto de utilidades en el primer trimestre del año (inferior a los 200 pesos por obrero, cuando las utilidades de la UEB sobrepasaron los 80 000 pesos) y el bajo suministro de alimentos para el almuerzo, como arroz, granos y viandas, impedidos de producir al no contar con área de autoabastecimiento.

No obstante, el colectivo continúa animado y no deja de esforzarse, afirma, como lo ha demostrado ante la ausencia de obreros enfermos de COVID-19.
Además de respuestas a sus preocupaciones, su mayor demanda alude a que se mantenga estable el abastecimiento de huevos, la mejor manera de garantizar la producción de un alimento fundamental en la mesa de los cubanos.

Tomado de ElArtemiseño.