Cuando la esperanza y la vida visten batas blancas

En Artemisa he sido testigo por estos días de la valentía de médicos, enfermeras, ambulancieros y otro personal de apoyo a la tarea de vencer a la pandemia en medio del triste panorama en que vive el mundo.


Se llama altruismo y lealtad enraizada por Fidel que un médico acepte la solicitud de las autoridades de la salud de prorrogar sus servicios en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños y que un colega suyo permanezca en su puesto de combate en el Campamento donde están aislados más de 100 chinos en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), a pesar de cumplir años el profesional dentro del período que le impide salir del lugar e incluso visitar a sus familiares, eso es desafiar el peligro  para conquistar la vida de las personas.


Como, por ejemplo, Yunior Cruz, otro médico que encontré en el campismo la Chorrera ahora convertido en centro de aislamiento para contactos de casos positivos del nuevo coronavirus, quien asegura que el miedo sí existe, pero lo vence la ética y el compromiso con el ser humano.


Cuando uno escucha historias así, entrega muchas más energías cada noche en aplaudir desde casa, porque la esperanza y la vida, no lo dude, visten de batas blancas.