Un partido que nació para ser inmortal

Trece hombres en representación de casi cien comunistas organizados en cuatro agrupaciones marxistas existentes en la isla, constituyeron el primer Partido Comunista de Cuba.

 

Para su fundación los delegados se reunieron en una vieja casa de la calle Calzada, en el Vedado, numerada entonces con el 81.

 

Por esa época gobernaba a Cuba el tirano Gerardo Machado, quien ya para la fecha comenzaba su repertorio de crímenes con el asesinato del periodista opositor Armando André, y del obrero comunista Tomás Grant y algunos de los hijos dignos de Cuba se animarían a enfrentarlo.

 

Carlos Baliño, fundador junto a Martí del Partido Revolucionario Cubano, recibió las credenciales del Primer Congreso Nacional de las Agrupaciones Comunistas de Cuba el 16 de agosto de 1925.

 

Además de él, lo representaban también el maestro canario José Miguel Pérez, el líder estudiantil Julio Antonio Mella y el dirigente sindical cigarrero Alejandro Barreiro, entre otros.

 

Los delegados comprendieron gracias a Mella y Baliño, su rol de mediadores entre el pensamiento patriótico del siglo XIX y las ideas de emancipación social del momento que estaban viviendo, con énfasis en el rescate del ideario del Apóstol.

 

Entre los primeros retos figuraba un programa de reivindicaciones para los obreros, el trabajo en los sindicatos, la organización de los campesinos y la lucha por los derechos de la mujer y la juventud. Se trataba de un genuino antecedente para lo que es hoy nuestro Partido Comunista.